El jueves por la tarde fue la última excursión que hicimos en Cantabria: Santillana del Mar, así que después de la comida cogimos el autobús y rumbo a Santillana
Nada más bajar de Santillana y empezar a andar por el pueblo se nota el ambiente particular de la ciudad: Todas las casas tienen la fachada de piedra y le da un ambiente medieval al pueblo.
Andando por el pueblo se ve el caracter turístico del mismo.
Poco a poco se ven tiendas con recuerdos gastronómicos típicos de la tierra: Quesadas, Sobaos y Anchoas.
Pasamos por la Plaza del Ayuntamiento, seguimos adentrándonos más en el pueblo hasta que nos encontramos una lechería (o algo así, en Alemania se llamaban Molkerei), donde todos paramos a tomar un sobao.
Al poco llegamos a la Colegiata, casi a punto de que cerraran, de hecho sólo pudimos visitar el claustro, con sus 43 pilares diferentes todos entre sí.
Después, pudimos colarnos en la iglesia porque había misa. Realmente impresionante ver una iglesia románica de ese tamaño. La lástima es que no dejaban hacer fotografías en internet, pero en internet seguro que hay muchas imágenes del interior. Sobre todo impactants las bóvedas de medio cañón a esa altura. Desde fuera, igualmente impactante las ventanas como en vez de estar tapadas por cristales tenían finas láminas de alabastro (o lo que sea)
Después de misa, todavía quedaba un poco de luz, así que aproveché para terminar de pasear por el pueblo, hasta casi llegar al final del pueblo (justo donde empiezan las vacas) y ver otros edificios y monumentos de la ciudad, y luego vuelta al autobus, al punto de partida para cenar en el hotel.
Después de cenar, y a modo de despedida de Cantabria, una buena tormenta, con sus rayos incluídos, (por cierto, las fotos de los rayos les impactó a los comañeros del Club Ciclista).
Después bautizo para todos los nuevos, aunque con la lluvia, la verdad es que no se diferenció nada, y actuación de la coral juvenil del C.C. Tosiria.
Aunque los más jóvenes aprovechamos y nos fuimos a Santander a salir por la noche, dar una vuelta por allí y ver que tal es la noche santanderina.
Y el viernes… a dormir en el autobús camino de vuelta hasta llegar a Torredonjimeno, cruzando la Península de punta a punta, pasando por Burgos, Madrid (y su T4), Despeñaperros…
Y con esto, se terminaron las vacaciones cántabras… hasta el año siguiente…, que habrá que repetir, sea donde sea.

El jueves 21 fue el último día entero que íbamos a pasar en las vacaciones ciclistas en Cantabria, y ese día no había etapa. Tocó hacer turismo por ahí, y el sitio elegido fue el Parque de la Naturaleza de Cabárceno. Es algo así como un zoo, pero enorme y los animales no están en jaula, tienen mucho espacio para vivir, es más bien una Reserva, o algo así…
El Parque Natural de Cabárceno está en unas antiguas minas de hierro que se explotaron desde tiempos de Roma, hasta los años 80 en que se abandonó la explotación. Hubo varios proyectos para elegir que hacer con las instalaciones, entre otros un basurero para Santander, y al final eligieron hacer estas instalaciones.
Toda la visita al parque se puede hacer montado en vehículo (en nuestro caso en el autobús que llevábamos desde Jaén). Se subió con nosotros una guía del parque, y empezó a contarnos la historia del parque mientras nos dirigíamos a la primera parada: La de las avestruces y osos. Antes de ir a ver los animales aprovechamos para hacernos una fotografía de grupo.
La colonia de osos era realmente curiosa: en un espacio de un par de hectáreas vivían varios osos, a los que alimentaban con pan (y supongo que con alguna otra cosa), formando pequeñas colonías, mientras algunos se peleaban y otros iban a su aire.
Cerca tenían también una especie de antílopes africanos que corrían también a su aire…
En la siguiente parada pudimos ver los leones, que estaban algo apáticos… El león en una jaula porque la leona había tenido crías y había riesgo de que el león los matara, y por otro lado la leona estaba tranquila tomando el Sol…
Así que de nuevo al autobús, esta vez a buscar unos bichos algo más grandes… ?los elefantes!, aunque por el trayecto y desde el autobús pudimos ver algunos animales y restos de edificios de las antiguas minas.
Después, según el planning nos llevaron a la cafetería, a tomar alguna cosa, aunque también era tienda de souvenirs… que tunos… Sin embargo no nos dijeron que al lado había una pajarera con varias rapaces y pájaros grandes…
Después, otra vez al autobús desde el que vimos algunos animales, como el hipopótamo enano… un bicho muy gracioso, muy redondete… daban ganas de comérselo (literalmente)
Seguimos viendo otros animales como las jirafas o las cebras (también llamados burros presidiarios, ji, ji, ji). Cerca estaban también los dromedarios, rinocerontes, y unas grandes explanadas donde había monos de Gibraltar, gacelas (o algo parecido), tigres y llegamos a la zona de los primates:
Orangutanes y otros primates, algunos al aire libre en grandes explanadas y otros dentro de una exposición con información sobre la exploración de primates en áfrica, y una pequeña exposición en recuerdo de Dian Fossey.
A las 13:00 tenían preparado un espectáculo en un pequeño acuario con leones marinos, que no focas.
Primero con un león marino ciego, y luego un juego con dos leones marinos que eran madre e hija, saltos, pasos por aros, etc., animales muy bien entrenados.
Y mientras nos íbamos todavía tuvimos tiempo de visitar los reptiles: serpientes y lagartos (bien guardados en sus terrarios)
Y al salir, una sorpresa: dos cachorros de tigres y una tortuga…
Y luego de vuelta para el hotel, que ya era hora de comer, después de haber visto tantísimo animal…