Esta fin de semana aproveché para ver «La Noche del Cazador«, un clásico de Hollywood de 1955; la primera (y última) película dirigida por Charles Laughton. Protagonizada por Robert Mitchum en el papel de Harry Powell: un falso predicador que lleva tatuadas las palabras «LOVE» y «HATE» en los nudillos de las manos; que conoce en la cárcel a Ben Harper; un padre de familia que acuciado por las deudas y la crisis comete un atraco en el que consiguió 10000 dólares y también murieron dos personas.
Powell conoce la existencia del botín pero no su paradero, por lo que decide ir a la ciudad de Harper para intentar conseguirlo. Una vez allí, explotando su papel de predicador, consigue hacerse la confianza del pueblo y llega a casarse con la viuda de Harper (Willa, interpretada por Shelley Winters), acercándose a los niños; los últimos que vieron a su padre con el botín antes de que fuera hecho preso.
Ante las sospechas de Willa sobre las verdaderas motivaciones de Powell, es asesinada por esta; y los niños huyen de la casa en barca, hasta que dan realmente con una buena mujer, que mantiene a muchos niños sin hogar en los duros años de la depresión.
Uno de los grandes clásicos del cine negro de Hollywood, de lo mejor de los años 50, sobre el bien y el mal, lobos con piel de cordero que nunca olvidan su verdadera motivación.