Este último mes terminé de leer “Un Talibán en la Jarañera”, la quinta entrega del Marqués de Sotoancho, que viene después de “Pachucha tirando a mal”.
Tras los cambios en las fortunas del servicio de la Jaralera se hace imprescindible contratar nuevas personas, y se decantan por un marroquí como jardinero, que no empieza con buen pie en encontronazo con “mamá”, por lo que el hombre abandona la Jaralera y se radicaliza, decidiéndose vengarse de la marquesa viuda. Sotoancho, conocedor de los planes y deseosos de alejar el problema lo máximo posible, no duda en mandar a su madre a otra casa lejos de la principal.
Desgraciadamente Marisol también sufrirá un accidente de coche, en el que morirá trágicamente, dejando huérfanos a los 5 hijos; aunque el marqués buscará consuelo en Marsa, la colombiana que se había alejado, yéndose a Madrid.
Don Ignacio, el capellán de la Jaralera también decide cambiar de aire, por lo que busca a un nuevo substituto: Don Crispín.
En definitiva, otra divertida entrega, donde los sinsentidos y problemas se suceden sin fin, haciendo que el buenazo del marqués los vaya capeando como pueda. Como todas las entregas, muy divertido. Y fue publicado en el 2003. Hace ya 22 años.