29 septiembre, 2006
por admin
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Ayer fue 28 de Septiembre, el día programado para volver a España porque las clases en la Universidad de Granada empiezan el próximo 2 de Octubre.
El día empezó temprano, a las 6 de la mañana estaba ya en alto porque tenía que devolver el piso para poder recibir la fianza y todas esas cosas.
A las 8:30 abría la oficina del «Hausmeister», algo así como el de mantenimiento de la residencia y que también lleva el papeleo de los edificios.
Le comenté a la encargada que me quería dejar mi piso porque me volvía para España, me tomó nota y me volví a esperar en mi habitación.
A los 5 minutos llegó uno de los empleados, comprobó la habitación, saqué todas mis cosas y dejé la habitación vacía, más limpia que una patena, vamos que parecía un cuartel robado.
Y como todo estaba en orden, me firmó el impreso; el mismo que me rellenaron cuando llegué a la residencia, diciendo que todo está bien, le dí la llave, me cerró la habitación, y de buenas a primeras me quedé sin piso, ya no tenía sitio donde parar ni nada; bueno tampoco pasa nada porque me quedaban unas pocas horas. Al fin y al cabo uno se va como se viene, sin piso, aunque por lo menos ahora conozco a más gente en Darmstadt, donde en caso de necesidad…
En fin, ya con el impreso bajé a la Studentenwerk con la bicicleta que aunque la había vendido, todavía tenía permiso para cogerla.
Allí recogí la fianza entregando el documento y de nuevo de vuelta a mi ya antiguo piso en la residencia para recoger las maletas.
Por el camino me encontré con Rubén que iba a una entrevista de trabajo, de la que creo que tuvo bastante suerte, con un traje de su compañero de piso, en fin, lástima que no llevara la cámara de fotos…
Una vez de nuevo en el piso, recogí las maletas, le eché unas últimas fotografías al piso me despedí los compañeros, cogí las maletas y para el aeropuerto.
A la salida me escuchó Jose y se decidió en acompañarme para despedirme, y también me convenció para que cogiésemos el tren en vez del autobús, al fin y al cabo el tren es más barato (gratis si tienes el semester-ticket) y como íbamos con mucha antelación (eran las 10 de la mañana y el avión salía a las 15; lo sé, soy un poco atacado) me convenció.
Cogimos un RB hasta Frankfurt y luego un S-Bahn hasta el aeropuerto. Llegamos a la Terminal 1, cogimos el tren aéreo que hay en el aeropuerto de Frankfurt (en la T4 hay otro pero es subterráneo) y llegamos a la Terminal 2 desde donde sale Iberia. Facturé el equipaje y sorpresa, me pasé por 7 kilos, me pesó la maleta 32 kilos, cuando sólo dejan 20, aunque luego tienes 5 de «cortesía». Total 100 Eurazos…
En fin, ya con la tarjeta de embarque y 3 horas para empezar el embarque me quedé con Jose dando vueltas por el aeropuerto.
A las 13 subimos a comer al McDonald’s que hay en el aeropuerto de Frankfurt, para despedirme de Alemania con una comida típica…
Después ya me metí en la zona de embarque para coger el avión, me despedí de José y seguí mi camino que me alejaría de Alemania.
El vuelo de Frankfurt a Madrid fue en un MD-87, que el avión lo tengo ya más trillado…, aunque salió con un poco de retraso por no sé que tripa que se le había roto (ya como costumbre).
Y luego en Madrid tuve que esperar un par de horas (desde las 18 hasta las 20) para coger el avión hasta Málaga, que para variar, también salió con retraso.
A las 21 recogí la maleta, esta vez sin novedad ninguna, con la ilusión que me hacía que me la perdiesen/rompiesen para amortizar los 100 ? de sobrepeso, pero no hubo suerte…
Luego camino para Martos y a eso de las 1:30 llegué a Martos, además fue curioso, nada más llegar se fue la luz en todo el pueblo, menos mal que volvió a los 5 minutos.
Y ahora a empezar una nueva etapa, etapa ex-erasmus. También he visto que Rubén me ha dedicado un pequeño post, así que muchas gracias.
Bueno, y aunque esté en Martos, todavía me han quedado algunas cosas de Darmstadt por contar y poco a poco intentaré ir publicándolas