Aprovechando que ya ha llegado el verano y que los días son más largos, el otro día después del trabajo, a eso de las 8 de la tarde me fui con Pedro a Fuensanta a estirar un poco las piernas. Aunque ya eran las 8 de la tarde, el calor seguía siendo considerable…
Casi sin calentar entramos relativamente fuerte en la cuesta del Salado y al subir nos pillaron tres muchachos más que iban camino de Valdepeñas de vuelta a casa. Llegamos a Fuensanta sin novedad ninguna y como todavía era buena hora decidimos subir un poco el puerto de Fuensanta para hacer un poco de piernas, un par de kilómetros, hasta que nos cansamos. Cuando decidimos subir tuvimos un pequeño percance, aunque la sangre no llegó al río, una rodillas magulladas y a terminar de bajar para volver a Martos antes de que anocheciera.
Al final salieron 29,4 kilómetros en 1 hora y 20 minutos.
Está bien esto de coger la bicicleta por la tarde, a ver si la próxima vez es menos accidentada.