El domingo pasado decidimos ir a cenar al Escaramujo, un restaurante en Fuensanta muy conocido entre todos los marteños.
Fuensanta es algo así como el paraíso del cochino y de otros animales: Junto con las numerosas granjas que hay, no es raro cuando voy con la bici encontrarme con los pastores y sus rebaños, lo cual hace que los productos que haya allí sean frescos y de calidad.
Así que al final nos juntamos Iván, Rocío, Mario, María, Zafra y yo y rumbo a Fuensanta, unas cervecitas, unas morcillitas, un lomo al ajillo y sobre todo el choto al ajillo, plato estrella de la noche.
Y después de cenar, nos volvimos para Martos, y para los más golosos, hicimos una parada en la heladería del Moris, y con una buena copa de helado de chocolate, hasta el lunes que tocaba empezar la semana.