14 agosto, 2009
por admin
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Sábado, tercer día en el puerto: Después de pasar el viernes en plan más tranquilito, el sábado, pese a las vacaciones nos levantamos a una hora medio decente: 11 ó 12 de la mañana y tranquilamente fuimos a buscar un sitio donde poder desayunar. Encontramos una especie de cafetería en el paseo marítimo, cerca del hotel donde nos pusieron unas tostadas acompañadas de café (el que quiso) y por supuesto de un Cola-Cao.
Después de dar unas vueltas, nos volvimos para el hotel: demasiada arena en la playa, así que nos fuimos a la piscina del Hotel, más tranquilita, e igual de fresquita. Nos sentamos en la tumbona, con nuestro periódico (La información objetiva). Allí nos dimos un par de chapuzones y a la hora del aperitivo, una cervecita fresquita.
A la hora de comer, otra vez el mismo dilema. ¿Dónde ir? Al final, a la Bodeguita Jerezana, justo debajo del hote. Allí la verdad es que nos dimos un buen homenaje: peces blandos, otros más duros, boquerones, doradas, y sobre todo manzanilla, mucha manzanilla.
Luego una siestecilla y para cuando quisimos darnos cuenta era hora de cenar: tocaba quedar con unos amigos de Manuel Jesús, compañeros suyos de Sevilla, con los quedamos en el «Mataero», un restaurante especializado en carnes, que viene bien para cambiar un poco de tanto pez, y esta vez con el refuerzo estelar de Pedro, que apareció de la nada, como siempre, directamente desde Chiclana.
Fuimos a echar unas copas luego por el centro del puerto, cerca del río y nos mudamos luego para la zona de pubs. En el «Niño Perdido» fue imposible entrar, así que después de tomar una copilla por un pub por el camino, al final, volvimos a terminar en «Mucho Teatro». Hasta casi las 8 no salimos… y tuvimos que volvernos dando un paseo hasta Valdelagrana porque los taxis estaban imposibles.