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Blog personal de José Ramón Martínez Pérez.

22 enero, 2010
por admin
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Esquí en Sierra Nevada 2010

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El pásado sábado fue el primer fin de semana con buen tiempo en casi un mes, y entre eso y la vuelta al trabajo, apetece aprovechar los fines de semana.
El viernes mandé un par de e-mails a Granada y un par de SMS en Martos para quedar para el sábado para subir a Sierra Nevada. Dicho y hecho, ya teníamos plan para el sábado. A las 7 me recogió Pani en mi casa y rumbo a Granada, paramos para desayunar y para arriba, para Pradollano. Metimos el coche en el parking y nos separamos: Pani y Marta a comprar los forfaits y yo a alquilar los esquís. ?Me han quitado la tienda de los argentinos! Menos mal que al lado han abierto una nueva.
Me fui buscando el remonte Jara para subir a la zona de la Loma de Dílar, mientras esperaba que volviera Pani, me encontré con álvaro; después de subir dí un par de vueltas por la zona, pero la nieve estaba un poco dura, así que me subí para la zona de Borreguiles por la pista «Cecilio», y allí la nieve estaba mejor, aunque había muchísima más gente, pero los 3 metros de nieve que hay se notan.
Al poco quedé con álvaro y nos juntamos por la zona de Borreguiles y me convenció (de buena manera) para que me tirara por una pista roja: El águila; mi primera pista roja, aunque en realidad fue bastante sencillo, las palas no eran más complicadas que algunas pistas azules y eran igual de anchas. Al final fuimos bajando y sin tocar el río fuimos a salir a Borreguiles, todo un nuevo logro para mí.
Ya que estábamos en la civilización de nuevo, aprovechamos para tomarnos una Coca-Cola y recargar fuerzas.
Subimos a Borreguiles otra vez con el Telecabina Borreguiles y al bajar para coger el remonte Stadium, nos llamó Pani para venirse con nosotros, así que lo esperamos y subimos todos juntos, otra vez a la zona de las pistas rojas, y sin parar hasta Borreguiles, aunque ya el Sol se estaba poniendo y hacía algo de frío, nos quedamos ya a merendar, donde curiosamente me encontré con varios compañeros de la oficina.
Y luego vuelta para Martos, que estábamos ya que no podíamos ni movernos.