25 marzo, 2010
por admin
Sin comentarios
El domingo, nos juntamos varios amigos para ver una película del videoclub: El Soplón, interpretado por Matt Damon.
La película se desarrolla en los años 90, y el protagonista (Whitacre) es un ejecutivo de una compañía bioquímica que fabrica una proteina: lisina e introducirla en diferentes alimentos, lo cuál le hace tener una posición de predominio en el mercado y ganar mucho dinero.
Recibe un chivatazo de la competencia sobre un topo en su empresa que al parecer está boicoteando las instalaciones, por lo que se lo hace saber a sus superiores que contactan con el FBI para que investiguen el caso. Y aquí es donde comienza a armarse…
Whitacre aprovecha el contacto con el FBI para contarle que su empresa fija los precios en reuniones secretas con sus competidores, lo que es un delito en contra del libre mercado. El FBI comienza a investigar, utilizándolo a él mismo como informante; llevando una doble vida, y utilizando grabadoras en las reuniones de su empresa.
Cuando el FBI interviene y el caso se hace público empiezan a suceder cosas extrañas: Whitacre le había contado a varios compañeros suyos que el FBI iba a intervenir (que intervención sorpresa iba a llevar el FBI en ese caso…), la empresa intenta contraatacar diciendo que Whitacre había cobrado comisiones ilícitas por valor de ¿1,3,5,7,9,11? millones de dólares (cambiaba de coche como de camisa: Ferrari, Porsche, BMW, etc.)
Parece que todo eso movido por un afán de protagonismo de Whitacre sin mesura ninguna, intentando ser siempre el centro de atención, aunque parece un poco torpe o despistado como para llevar todas esas cosas para adelante, tomando decisiones y haciendo intervenciones completamente fuera de lugar, que dejan al espectador con la boca abierta, pensando… No puede ser tan tonto…
Desde luego es una película diferente a lo que estamos acostumbrados, una divertida comedia un poco extraña.