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Blog personal de José Ramón Martínez Pérez.

1 marzo, 2010
por admin
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Un salvapantallas chulo

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En el Máster se aprenden cosas interesantes, por supuesto, nadie lo pone en duda. La semana pasada estuvimos dando clases de computación distribuída sobre redes heterogéneas, y nos explicaron el proyecto se SETI@home, y el más genérico «BOINC»: Hoy en día hay proyectos que necesitan gran potencia de cálculo. Para ello muchas veces utilizan clústers de ordenadores: Agrupaciones de ordenadores con unas determinadas características y normalmente en una misma ubicación. Hay un ranking que incluye los 500 ordenadores más potentes del mundo, que está en continuo cambio.
Sin embargo hay una forma más barata de conseguir una gran potencia de cálculo: En vez de utilizar clústers dedicados, se puede intentar utilizar los ordenadores domésticos de casa: Un servidor central tiene un lote a procesar, lo divide en muchos lotes pequeñitos y los manda a ordenadores de andar por casa: No tienen por qué ser iguales ni nada parecido, y conforme cada ordenador termine, enviará el lote procesado al ordenador central y esperará a que le manden un nuevo lote. Evidentemente, tiene que tener en cuenta más cosas y ser robusto frente a muchos problemas, como desaparición de nodos, etc.
Uno de los primeros proyectos que comenzaron a escucharse y a popularizarse fue «SETI@home«, un proyecto para la búsqueda de vida inteligente a base de procesar señales de radio que llegan a la tierra. Hoy en día hay una plataforma que engloba varios proyectos, BOINC (Berkeley Open Infrastructure for Network Computing), te lo instalas y puedes elegir el proyecto que más te gusta: Desde búsqueda de vida inteligente, hasta cálculo de plegamiento de proteínas, etc.
Además de contribuir para el progreso de la ciencia, te instala un bonito salvapantallas.

1 marzo, 2010
por admin
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Martos – Higuera de Calatrava

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El sábado de la semana pasada hizo bastante buen tiempo: Así que después de la sequía ciclista con tanta lluvia, no me lo pensé ni dos veces: Iba a salir con la bici, aunque sin madrugar mucho: A las 11 o por ahí, salí con la bicicleta, y cogí una etapa sencillica: Me bajé hasta la Higuera de Calatrava.
Al volver, lo más raro que me pasó fue que un Tamagochi (Microcar) estaba aparcado en la cuneta de la carretera a la altura de la cuesta del Salado, echando humo por el motor, un conductor mudo y una mujer mayor a la que no le gustaba utilizar el móvil, y algo agobiada por el percance, y no sabía como reaccionar. Menos mal que pude llamar por ellos a su seguro para pedir una grúa, aunque la situación era un poco surrealista.
Al final 41,3 km., en algo menos de 2 horas y con 540 metros de ascensión, gastando en total 1140 kilocalorías (aunque al principio no me funcionó bien el pulsómetro).