29 mayo, 2010
por admin
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El segundo día que estuve en Suiza aprovechamos para visitar Lausana, donde mi hermana está de Erasmus. Lausana es una conocida ciudad por muchas cosas: Ser la sede del Comité Olímpico Internacional, durante principios del siglo XX ser un lugar de veraneo de la burguesia y nobleza europea y por ser la ciudad donde se exilió la Reina Victoria Eugenia después de la muerte de Alfonso XIII.
No madrugamos mucho, porque después del palizón del día anterior, estábamos bastante cansados. Salimos un momentillo a un supermercado cercano a comprar algunas cosas para desayunar y volvimos para dejar las cosas en la habitacion.
Salimos y lo primero que hicimos fue subir a un cerro que está en el bosque de Sauvabelin desde el que hay unas bonitas vistas de Lausana y el lago Lemán, así como de Francia, que está justo al otro lado de lago.
Cogimos un autobús, buscando la Torre Sauvabelin y un lago en torno al cual hay un pequeño zoológico con animales de granja (cerdos, vacas, cabras, ovejas, etc.).
Subimos a la torre, muchos peldaños y toda la estructura de madera, desde el que había una vista en 360º de Lausana, el lago, y las montañas de alrededor.
Bajamos a la ciudad en autobús, y nos apeamos cerca de la catedral; pudimos ver lo complejo de la orografía, la cantidad de cuestas y como las casas parecen que están construidas en muchos niveles, casi unas encimas de otras.
Cruzamos el casco antiguo, buscando un sitio para comer, encontrando un bufé donde repusimos fuerzas.
Dimos una vuelta por la zona nueva/llana de Lausana, donde pudimos ver muchos edificios de principios del siglo XX con bancos, hoteles, …
Nos encontramos con la Iglesia de San Francisco donde entramos y luego continuamos nuestra marcha para subir a la catedral, de estilo gótico (y protestante)
Bordeando el cerro donde está la catedral pasamos por el castillo Saint-Maire, y al bajar nos encontramos con un museo, a decir verdad, varios museos que se encuentran en el Palacio de Rumine, aunque las salas de exposición cerraban a las 5 y estaba abierto por la biblioteca y por una exposición sobre Darwin. Pero en un sólo edificio se juntan los museos de numismática, arqueología, geología, zoología y de bellas artes. Un edificio que casi seguro en el que merece la pena invertir un día para ver sus colecciones.
Bajamos en dirección al lago, cogiendo para ello el metro de Lausana, parando un poco antes, buscando por curiosidad la iglesia católica de Sacre-Coeur, donde estuvo enterrada la Reina Victoria Eugenia hasta que trajeron los restos a Madrid a el Escorial.
Llegamos ya al lago atardeciendo, pudiendo ver el muelle. En torno al lago hay una especie de paseo marítimo, con fotografías recordando esa época de veraneo de la burguesía y nobleza de primeros del siglo XX, muy interesante. Continuamos hasta el Museo Olímpico, y entramos, viendo algunas esculturas y algunos ejemplos juegos olímpicos: la altura de salto con pértiga, o las pesas de lanzamiento de pesas (pesan más de lo que aparentan…); y ya bastantes cansados nos volvimos hacia la parte alta de la ciudad.
Fuimos a cenar, y que menos que probar una Fondue de Queso, plato típico de Suiza; para volvernos a la habitación y dormir: El día siguiente habría que seguir haciendo turimo por Suiza y coger el avión de vuelta a Dresde.