El sábado pasado, aprovechando el solecico que nos ha estado acompañando toda la semana salí con la bicicleta un poco. En principio quería ir hasta Meissen, así que nada, dicho y hecho, cogí el carril del Elba y tiré a favor de la corriente por el lado derecho. La sorpresa fue cuando por varios sitios me cambiaron de orilla, de izquierda a derecha y viceversa.
Con las últimas lluvias, el Elba bajaba un poco crecido. Tanto, que al poco de dejar Dresde había un tramo del camino bajo las aguas del río, aunque no era grave; apenas si cubría 5 cm. de la rueda.
Continué hacia delante, pero otros cuantos kilómetros más adelante (sobre 5 o por ahí), el nivel de las aguas sobre el camino del Elba era ya bastante grande: Intenté cruzar con la bicicleta, pero cuando el nivel era ya de medio metro me dí la vuelta: eso no parecía mermar y las señales casi no se veían. Mi gozo en un pozo, se frustraba la etapa ciclista.
Me di la vuelta hacia Dresden, aunque como el camino del Elba está señalizado, intenté seguir los carteles que señalaban distintas cosas: Lo primero que me encontré fue un pequeño pueblo, pasado Radebeul, con un parque y un monumento en recuerdo a los caídos en la I Guerra Mundial. Después de hacer unas fotos, me volví para el carril del Elba y continué en dirección hacia Dresde. Un poco más adelante vi un campanario, así que dicho y hecho, a seguir explorando, y resultó ser una iglesia protestante gótica, con un órgano impresionante, y unas construcciones en los laterales de la nave central, a tres alturas de madera muy interesantes.
Seguí por el camino del Elba, pero un poco más adelante otro cartel señalaba algo (Sólo ponía meta turística), así que probé a tirar por ahí: Y en efecto al poco se veía una casa y una torre en lo alto de un cerro lleno de vides. Como llegar hasta allí era otra cosa porque no estaba muy bien señalizado, así que intenté subir, pero al final sólo me encontré unas escaleras. ¿Quién ha dicho problemas? Bicicleta al hombro y a subir escaleras se ha dicho; así es el ciclismo…
Cuando terminé de subir vi que la torre era un de las torres Bismarck, contruídas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX en honor al Birsmarck, el artífice de la unificación alemana de 1870. (En Darmstadt también visité la que había allí). Después de verla por dentro (está completamente hueca y sólo hay un agujero en el techo), hice unas fotografías panorámicas del Elba y Dresde al fondo y continué; la casa que está al lado es un restaurante que se llama «la casa del pico»; no sabía muy bien como volver a Dresde, pero pregunté cogí una carretera principal y enseguida salí a algo que ya se sonaba: Moritzburg… Quién lo iba a pensar…
Así que a bajar, y a cruzar luego Dresde para llegar a la residencia. Al final, 47,62 km. en dos horas y media.