7 septiembre, 2010
por admin
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El pasado fin de semana estuve viendo, «Toro Salvaje«, una película de 1980, dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por Robert De Niro, interpretación que le valió el Oscar al mejor actor de 1980; si bien la película ganó otro Oscar al mejor montaje; aunque estuvo nominada a 8 categorías más, entre ellas mejor película y mejor director.
La película está rodada en blanco negra para asociarse a la época en la que se desarrolla: años 40 y 50. Cuenta la historia del boxeador italo-americano «Jake LaMotta«. Comienza con un rápido flash antes de un discurso que el boxeador va a pronunciar, y se traslada rápidamente al 41, donde Jake pelea en pequeños comabates, malviviendo con su mujer, con la que tiene una muy mala relación. Acompañado con su hermano y manager en todo momento que tiene buenos amigos dentro de la Mafia. Viviendo en Nueva York, en el Bronx, Jake tiene una personalidad complicada, muy cabezota, se niega a colaborar con la mafia que le haría más fácil el camino para presentarse a los combates que le abrirían la puerta para conseguir el título de campeón mundial de peso mediano. Entre combate y combate tiene tiempo para tirarle los tejos a otra chica, mientras espera divorciarse de su mujer, Vickie (Cathy Moriarty), con la que consigue casarse para hacerle posteriormente su vida imposible por sus celos, que no le permite ni hablar con ningún otro hombre.
La vida con Jake es difícil, para todos los que están a su lado, su mujer le deja, se pelea con su hermano, y aunque consigue el título de campeón, a los pocos años tiene que dejar el boxeo, y es «jubilado», en un extraño combate en el que decidido a no dejarse caer, es el árbitro el que tiene que parar el combate tras ver el lamentable estado en el que se encuentra Jake.
Con dinero en el bolsillo se establece en Florida y decide poner una sala de fiestas, y después de abandonar el deporte gana muchísimo peso (Robert De Niro tuvo que engordar casi 30 kilos para poder interpretarlo), y muestra su carácter más zafio y ruín como director de la sala de fiestas. Chistes de mal gusto, grotesco comportamiento, no tarda mucho tiempo en ser abandonado por su segunda mujer y sigue yendo de sala de fiesta en sala de fiesta malviviendo.
Si bien parece que todas las críticas son unánimes en cuanto al buen veredicto de esta película, a mí me pareció una película un tanto lenta y repetitiva, aunque con una buena interpretación de De Niro.