Hace un par de sábados, aproveché el día para ir a hacer turismo a Leipzig. Hasta hace poco tiempo era la ciudad más grande de Sajonia (cuya capital es Dresde).
La comunicación entre Dresde y Leipzig es muy buena: Hay trenes directos IC y regionales cada hora; así que me compré un «Sachsen ticket» que le permite a uno viajar por varias regiones sin tener que comprar más billetes.
Al llegar a la estación de Leipzig pude comprobar como es mucho mayor que la de Dresde, y para mi sorpresa vi que tenían incluso algunas locomotoras antiguas estacionadas (Creo que estaban relacionadas con el 175 aniversario de los ferrocarriles alemanes).
Salí de la estación, y sin conocer la ciudad muy bien ni saber hacia donde ir, así que al final busqué un mapa del metro y vi por donde caía el centro, más o menos, así que empecé a callejear; una cosa muy interesante es que todo el centro de la ciudad (al igual que en otras ciudades de Alemania como Múnich o Dresde), está cerrado al tráfico, por lo que es muy agradable y cómodo pasear.
Lo primero que me encontré fue la iglesia de San Nicolás (que tuvo importancia durante las manifestaciones previas a la reunificación alemana). El interior se construyó a finales del siglo XVIII, y es muy llamativo el techo decorado con motivos vegetales.
Cerca está la plaza del Ayuntamiento Viejo, donde se monta el tradicional mercado de Navidad, aunque estaba de obras y todo levantado. Por la parte trasera se encuentra el antiguo edificio de la bolsa de Leipzig, de estilo barroco.
Aproveché que ya entraba hambra, para comer en un Burger King que estaba en la misma plaza; y ya con la barriga llena seguí paseando, hasta encontrarme con la iglesia de Santo Tomás, de estilo gótico, muy conocida porque fue donde Bach desarrolló gran parte de su carrera, entre 1723 y 1750.
Luego sin un rumbo muy fijo seguí paseando por el centro de la ciudad, hasta que me topé con el Ayuntamiento (el Nuevo), un edificio enorme, con una torre que alcanza los 115 metros de altura, y estuve paseando por la zona donde se encuentra también el tribunal administrativo federal de Alemania (o lo que sea, un juzgado enorme para todo el país), una biblioteca de la Universidad, el consulado de los EE.UU., y otra iglesia gótica que sólo pude visitar por fuera.
Me volví para el metro, para ir hacia el monumento a la Batalla de las Naciones (O Batalla de Leipzig), una batalla entre Napoleón I y las tropas prusianas, rusas y suecas, que perdió el primero. Para conmemorar el I centenario de la batalla, 1913, mientras era emperador Guillermo II, se construyó este enorme mole de hormigón, de 91 metros de altitud, recubierta de granito y piedra: Basta ver el tamaño de las personas en la entrada de la puerta. Pagando la entrada se puede visitar por dentro, subir arriba para disfrutar de las vistas (con muchos escalones, eso sí) o ver la cripta donde una corona recuerda a los caídos en la batalla bajo la atenta mirada de unos caballeros. En el centro de visitantes hay algunos recuerdos que se pueden comprar y muestras de piezas que se vendieron cuando se construyó hace ya 100 años.
Y tras visitar el monumento, vuelta a Dresde, pasando por la estación de trenes.
16 septiembre, 2010
por admin
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