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Blog personal de José Ramón Martínez Pérez.

4 diciembre, 2010
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Asando un choto

Pierna de choto
El sábado 4 fuimos de barbacoa al campo, a comernos un chotico entero. Manuel Jesús quiso invitarnos por su cumpleaños, por lo que tirando de sus contactos fuensanteños encontró un pastor que nos podía suministrar la materia prima: Un choto, y ya pinchado y todo.
Ese sábado tuvimos que recuperar el día para poder hacer puente, así que a las 2, después con la jornada laboral completada, me recogió Pedro con su C4, que ha substituido a la veterana cucaracha, terminamos de comprar las cosas, y los tres cogimos rumbo al campo.
Empezamos a repartirnos las tareas: Pedro se encargó de descuartizar al choto, Manuel Jesús de ir cocinando las patatas a lo pobre y el choto al ajillo y yo de ir poniendo la mesa; para que así ninguno se quedase sin hacer nada.
Inexplicablemente, los resultados culinarios fueron excelentes: Chuletillas de choto a la parrilla, choto al ajillo, muy gustoso e incluso una pata a la parrilla.
Después incluso hubo sitio para algo de postre: Cortadillos.
Cuando terminamos de recoger nos volvimos para la civilización, y no pudimos ir a la conferencia que hubo en el Colegio sobre el Museo Arqueológico del Padre Recio, así que nos fuimos al Gran Café a tomarnos un fresquito, antes de ir definitivamente a reposar la comida a casa.

4 diciembre, 2010
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La Grana embarrada

Bicicleta embarrada
El domingo pasado aprovechando que no llovía cogí la bicicleta de montaña. Se me ocurrió la brillante idea de subir a la Grana, esperando que hubiera oreado, pero al final, mi gozo en un pozo. Subí toda la parte de asfalto de la Grana sin ningún problema, pero en cuanto llegué a la zona de tierra… poco duró la alegría; en cuanto llevaba 500 metros por el carril de tierra tuve que darme la vuelta. Al principio de darme la vuelta, la bicicleta no podía ni andar, de la cantidad de barro que se había quedado en la horquilla. Menos mal que cuando salí a la parte de asfalto y con la velocidad de la bajada poco a poco el barro se fue soltando. De todas formas, hasta que no pasó una semana no pude quitarle y el barro seco…
Al final, 14 kilómetros en algo menos de una hora, subiendo 375 metros y gastando 750 kilocalorías. En fin, esperemos que el tiempo vaya dejando más huecos.