El otro día aproveché un ratillo para ver «El Honor de los Prizzi«, la penúltima película de John Huston, del año 1985.
Esta vez John Huston se anima con el cine de mafiosos, protagonizada por Jack Nicholson (Charley Partanna), que es un niño que al nacer pierde a su madre, por lo que es adoptado por el padrino de la familia Prizzi que lo considera como su propio hijo.
En una celebración familiar, Charley conoce a una atractiva rubia, Irene Walker (Kathleen Turner), de la que se enamora y aprovechando su situación de poder, investiga hasta dar con las señas de la chica en San Francisco, en la otra punta del país (Nueva York), pero no se lo piensa dos veces: viaja hasta San Francisco y empieza a cortejarla.
Todo empieza a complicarse cuando el placer empieza a mezclarse con el trabajo: Charley recibe el encargo de recuperar un dinero que le han estafado a la mafia, y descubre que Irene es la mujer del estafador, lo cual no le impide que cumpla con su misión, y termine por casarse con Irene: Una mujer que no pertenece a la familia, y además dedicada al «negocio»: Una peligorsa asesina a sueldo, lo cual obligará a Charley a plantearse sus prioridades cuando sus dos familias entran en conflicto.
Una interesante película de John Huston, con una actuación excelente de los actores, el manejo de los secundarios, con el Padrino I y II tan cerca en el tiempo. Como siempre, John Huston no defrauda.

El jueves en el cine estuvimos viendo «Más allá de la vida«, la que es por el momento última película de Clint Eastwood.
La película cuenta tres historias paralelas, todos ellos unidos con experiencias de después de la vida: Marie (Cécile De France), una periodista francesa que se encuentra en el sudeste asiático cuando el tsunami del í?ndico de diciembre del 2004, mientras su amante permanece en el hotel, y Marie es arrastrada por la inundación, recibiendo un fuerte golpe y teniendo que ser reanimada cuando ya estaba prácticamente muerta; momentos durante los cuales tiene unas extrañas experiencias. Experiencia que le marcará profundamente, haciéndole casi imposible volver a su vida normal.
George Lonegan (Matt Damon) es un obrero que desea llevar una vida normal, pero tiene un don: Es capaz de comunicarse con los muertos tan sólo con tocar las manos de alguien. La gente le persigue deseando comunicarse con sus seres queridos desaparecidos, pero George intenta esquivarlos, con mucha dificultad.
La tercera historia es la de los gemelos Marcus y Jason, de Londres, dos chicos con una vida difícil: su madre es toxicómana y los servicios sociales intentan quitárselos, Jason sufre un accidente al huir de unos gamberros en Londres y muere junto a su hermano Jason, desencadenando finalmente que Marcus vaya a vivir con una familia de acogida.
Una película con una narración similar a 21 Gramos o Babel, tres personas completamente desconocidas entre ellas y repartidas por todo el mundo, que en algún momento de su vida se entrecruzan, en este caso unidos por una «afición» común. Un pelín larga y en algunos momentos algo lenta, aunque interesante, y bastante conmovedora.
También es interesante las reflexiones que hace sobre el espectador, sobre la vida y la muerte, el ahora y el futuro, los seres queridos desaparecidos. Es posible que Eastwood comience a pensar en este tema por su edad.