Este fin de semana aproveché para ir al cine y ver «El í?rbol de la Vida«, la última película de Terrence Malick (La Delgada Línea Roja), interpretada por Brad Pitt (Sr. O’Brien), Sean Penn (Jack), aunque lo de protagonistas es un poco relativo.
Presentada y premiada en el Festival de Cannes del 2011.
La película comienza con la muerte de uno de los hijos de O’Brien, una familia estadounidense de los años 50. La película cuenta la crianza de los niños, desde que nacen hasta que tienen 10 ó 12 años, y establece el paralelismo con la historia del Universo, desde el Big Bang, la creación de las estrellas, la formación de los planetas o el origen y evolución de la vida, estableciendo un claro paralelismo entre la vida de las personas y la propia vida: la creación, la muerte, la propia vida en definitiva, y la del Padre, un padre estricto y disciplinario con el claro paralelismo en el Dios creador y el estricto padre que exige a sus hijos continuos.
Impresionantes imágenes, tanto las que hacen referencia al Universo como las de los niños: Todo rodeados de árboles y vegetación, y con frases sobre lo que realmente es importante en la vida (La conversación entre Sean Penn y un compañero de trabajo, sobre volver con su mujer y Sean Penn le dice que tiene que saber lo que realmente es importante).
Una película interesante y sobre todo diferente a lo que uno ha podido ver; con múltiples interpretaciones, incluso con algunas imágenes que pueden recordar a la película de 2001.

El otro día estuve viendo «Los Otros Dos», una comedia del 2010 protagonizada por Will Ferrell (Allen Gamble) y Mark Wahlberg (Terry Hoitz), y dirigida por Adam McKay.
Gamble y Hoitz son dos agentes de policía, el primero un chupatintas irredento y el segundo un agente degradado por pegarle un tiro a un bateador de béisbol. Relegados a tareas burocráticas, viven a la sombra de dos superagentes de policía, (protagonizados por Samuel L. Jackson y Dwayne Johnson).
Gamble es un bobalicón, casada con la atractiva doctora Sheila Gamble (Eva Mendes), su máximo objetivo es atrapar a un peligroso delincuente que no ha sacado los permisos pertinentes para unos andamios de una reforma. Este no es ni más ni menos que un peligroso estafador, tratando de tapar un agujero de 32.000 millones de dólares. Aquí empieza su gran caso. Hoitz se encargará de darle el coraje que le falta, hasta poder comprobar como Gamble tiene coraje, aunque escondido bajo una doble personalidad.
Divertida, fresca, aunque sinceramente me esperaba más, algunas situaciones son previsibles que contrastan con otras mucho más originales y novedoas.