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Blog personal de José Ramón Martínez Pérez.

30 junio, 2012
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Los Santos Inocentes

Los Santos Inocentes
Esta semana estuve leyéndome «Los Santos Inocentes», una de las novelas más famosas de Miguel Delibes, e igualmente llevada al cine con mucho éxito por el director Mario Camús.
Cuenta la retrasada situación de una familia de trabajadores del campo extremeño en una gran finca de un noble en la época de mediados del siglo XX: Paco «el Chato», uno de los hombres de confianza del marqués, al que tiene en gran estima por sus habilidades como ayudante para la caza, su mujer, Regúla, una hija con deficiencia, Quirce, el hijo mayor de Paco y Azarías, el hermano de Régula y también con un retraso.
El relato es atroz, exponiendo las penurias y las condiciones tan rudimentarias de sus vidas, siempre supeditadas a las de sus jefes. Azarías un retrasado de casi 60 años, y aficionado a adiestrar pájaros, Paco, siempre al lado del marqués a la hora de cazar, aunque en claro sólo saca desgracias. Las ansias de prosperar para sus hijos, entran siempre en contraposición con los intereses de los marqueses, más interesados en mantener el status quo y la mano de obra en las condiciones en las que están.
Unas condiciones muy precarias y frente a las que aparentemente nadie parece rebelarse; ni siquiera los propios campesinos, manteniendo un status quo, frente a la precaria situación de unos frente a la opulencia de otros; casi sin ser tratados como personas, olvidados e ignorados por unos y otros, que sólo interesan por sus habilidades y sin apenas saber leer o escribir.
Un relato atroz y duro de la situación del campo español de hace 50 años.

29 junio, 2012
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Puente la Sierra – Cárcheles

Mirador de Carlos IV
El pasado sábado (y creo que hace algo más de un mes… llevo un poco de retraso en el blog), me fui con Pedro a hacer una etapa con la bicicleta de montaña que había visto con la moto: Llegar a Cárcheles por carriles desde el Puente la Sierra.
Nos fuimos en coche por Los Villares hasta el Puente la Sierra, dejamos allí el coche, descargamos las bicicletas, y a pedalear: El primer tramo es por carretera (ahora recien asfaltada), subiendo en dirección al pantano. Un bonito mirador de la época de Carlos III, de 1784, desde el que puede verse un buen trozo de la campiña de Jaén y la sierra que íbamos a cruzar en breves momentos.
Nos desviamos por la carretera de la Cañaza de la Hazadilla, dejando atrás el Castillo de Otíñar, luego la Cañada de la Hazadilla, hasta llegar a la entrada del carril de tierra. Poco a poco la sierra y los pinares van cambiando el paisaje, y luego a subir por una pista de tierra, que se mete en plena sierra: pinos, encinas, y algún otro árbol algo más extraño. Al coronar la subida, se abría paso una pequeña meseta, con pastos, y alguna encina solitaria, rodeada de montañas aún más altos. Entradas a cortijos flanqueaban el camino, hasta llegar a una carretera por la que ya terminamos de bajar a Cárcheles.
Cárcheles es un pueblo cercano a la autovía de Granada. Nos tomamos una Coca-Cola, y luego a deshacer el camino: cogimos la carretera asfaltada, subimos hasta desviarnos por el carril y luego una gran bajada hasta la Cañada de la Hazadilla, y luego por la carretera hasta el Puente la Sierra.
Al final, 45,5 km., en dos horas y tres cuarto, con 1350 metros de ascensión y 1910 kilocalorías gastadas. Un buen paseo.

24 junio, 2012
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El Asesino Hiponcondríaco

El Asesino Hipocondríaco
Esta semana terminé de leerme «El Asesino Hipocondríaco«, una novela que compré de carambola, cuando pedí unos libros algo fuera de lo corriente en «iber-libro«, me sugirieron éste y lo compré, más atraído por el título que por otra cosa, cuando luego me enteré que era un best-seller que era muy fácil de adquirir.
El autor es «Juan Jacinto Muñoz Rengel«, de Málaga y doctor en Filosofía.
La novela cuenta la historia del señor Y., un asesino a sueldo, con una moral kantiana, y aquejado de las más extrañas enfermedades del mundo: afasia de Wernicke, el síndrome de Moebius, el síndrome de Ondina o el síndrome de Proteus. Su misión consiste en asesinar al señor Eduardo Blaisten, al cual persigue por todo Madrid, conociendo sus hábitos y buscando el momento perfecto para ejecutar su mortífera acción.
Me recordó la película de Buñuel «Ensayo de un Crimen«. Un interesante punto de la novela es el parelismo que muestra el señor Y., con grandes pensadores de la historia aquejados de las mismas: Voltaire, Proust, Molière, Kant, o el mismo Joseph Merrick (famosos hiponcríacos donde los haya, salvo Merrick, claro está).
Una divertida novela que me sorprendió gratamente, de pensar que iba a ser una novela sin ningún aliciente, resultó ser una novela fresca, amena y muy divertida.

21 junio, 2012
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Celebrities míticas

Joaquín Reyes vuelve, esta vez para unos pequeños personajes de publicidad de Terra Mítica, y como siempre unos anuncios muy divertidos.
Esta vez imita a diferentes personajes históricos:
– Espartaco

– Cleopatra

– Barbarroja

Que imaginación tiene este hombre, y qué humor…

18 junio, 2012
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Puerto de los Villares con el Tosiria

Puerto de los Villares
El pasado 12 de mayo, tuvimos la etapa ordinaria del Club: Torredonjimeno – Jamilena – Martos – Los Villares – Fuensanta (teniendo en medio el gran puerto de los Villares) – Martos – Torredonjimeno.
Como de costumbre, salí directamente desde Martos, media horilla antes, para pillar a los compañeros del Club en la sede, y hacer junto con ellos el resto de la etapa. El tramo de Jamilena, Martos y Los Villares bastante normalillo (salvando quizás la cuesta del basurero), pero a partir de los Villares viene lo interesante: El puerto de 10 km., si bien la parada de la etapa lo hicimos a mitad, en la zona de Río Frío (donde está la envasadora de agua de Sierras de Jaén), para luego continuar subiendo, disfrutando de las vistas del puerto: La Pandera, Jaén y su castillo, la Grana: Casi 1100 metros teníamos en la cima del puerto, para no disfrutar de buenas vistas.
Luego la bajada hasta Fuensanta por una carretera con muchas curvas y que también tiene su interés, y luego vuelta hasta Martos donde me quedé.
Al final, 68,38 km. en dos horas y tres cuartos, con 1170 metros de desnivel y 1900 kilocalorías gastadas. ¡Un paseíllo!