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Blog personal de José Ramón Martínez Pérez.

27 julio, 2013
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Martos – Fuensanta – Castillo – Valdepeñas – Fuensanta

Puerto del Castillo
El pasado sábado 25 de mayo, tenía ganas de salir con la bicicleta, así que me programé una buena rutilla, algo alejada de las rutas que hace el C.C. Tosiria:
Salí de Martos hacia Fuensanta, de allí al Castillo de Locubín; cruzando el Río Víboras. En el Castillo llené el bote de la bicicleta y a por el puerto del Castillo: 8 km. de puerto casi sin parar de subir, con unas vistas panorámicas de toda la zona (Sierra Ahíllos, Caracolera, Villarbajo, Martos en la lejanía,…) y desde allí; en el cruce con la carretera de Frailes, bajar 5 km. hasta Valdepeñas; allí aproveché para tomarme una Coca-Cola, descansar y tomar fuerzas para continuar: La última subida importante, el pequeño puerto de Valdepeñas hasta coronar cerca del desvío de la Pandera y a bajar a Fuensanta para ya volverme a Martos.
Al final, 82 km. en 4 horas, con 1580 metros de desnivel y 2400 kilocarías gastadas. Un buen paseíllo.

19 julio, 2013
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Museo Arqueológico de Nápoles y Herculano

Toro Farnesio
El sábado fue nuestro último día entero en Nápoles, por lo que decidimos dedicarlo a dar una vuelta por la ciudad y visitar Herculano; después de levantarnos y desayunar por las cercanías del hotel, nos fuimos dando un paseo hasta el Museo Arqueológico de Nápoles, disfrutando del paseo de las calles y su típica apariencia napolitana.
El Museo está dividido en varios bloques, por orden cronológico:
– Arte egipcio
– Esculturas en mármol clásicas
– Metales y bronces de las villas de Pompeya y Herculano
– Mosaicos
– Esculturas de bronce
Desde mi punto de vista lo más interesante es la cantidad de piezas de arte romano, procedente de la península y en especial de las colinas del Vesubio, lo que sin lugar a dudas hacen de este museo único en todo el mundo con una especialización que dejará con la boca abierta a todos los amantes del arte romano.
En la colección de mármoles destaca la colección Farnesio, procedente de Roma, muchas piezas de las Termas de Caracalla y cuya colección se formó ya en el Renacimiento, con obras espectaculares como el Toro Farnesio y otras «menores», como bustos griegos, copias romanas y bustos romanos.
En la parte de bronces romanos, gran cantidad de las piezas provienen de las ruínas de Pompeya y Herculano, lo cual nos da una idea de los utensilios utilizados día a día hace 2000 años por los habitantes de estas ciudades: lucernas, vajillas de lujo, cajas, marfiles, etc.
La siguiente sección que visitamos fue la de los frescos. Sin palabras; realmente impresionante la cantidad de frescos rescatados de las cenizas del Vesubio y los dibujos, pinturas, figuras alegóricas, religiosas, mitológicas, incluso algunos con efectos constructivos para dar imagen de perspectiva.
La colección de bustos de bronce no deja al resto de la colección en mal lugar; máxime cuando el bronce a lo largo de los años ha sido re-fundido para otros propósitos lo que hace que sean mucho más escasas a día de hoy. Realmente curioso es poder disfrutar incluso de alguno de los papiros rescatados de la «Villa de los Papiros», que 2000 años después de la catástrofe, en el siglo XVIII pudieron ser abiertos y leídos; lo cuál significa que es la mayor biblioteca clásica que ha llegado hasta nuestros días. (Los papiros al carbonizarse no fueron atacados durante estos siglos por las bacterias por lo que no se deterioraron).
Los mosaícos también forman una de las colecciones más emblemáticas de este museo, con algunas piezas muy reproducidas, incluso en la portada de la conocida serie de televisión «Roma«. El grado detalle y la capacidad cromática de estos mosaicos, sinceramente, es muy diferente a los mosaicos que he visto expuestos en España.
Antes de entrar al gabinete secreto, una estufa, muy parecida a las que podamos utilizar a día de hoy, nos da la bienvenida a esta pequeña colección de objetos con carácter erótico y sexual, al que los antiguos romanos eran tan aficionados.
Tras salir del museo, dimos una vuelta por la ciudad, callejeando entre el Museo y la «Via dei Tribunali», donde pudimos ver muchas tiendas especializadas de comercio tradicional, y mezclarnos con todo el bullicio de Nápoles e incluso yo pude disfrutar de un rico helado de chocolate típico napolitano.
Andando andando, llegamos hasta la Basílica de San Francisco de Paula, y luego a la zona cercana al puerto, una especie de paseo marítimo (aunque sin playa), donde encontramos varios restaurantes bastante apañdos para comer.
Después, y ya algo tarde, salimos, cogimos un taxi y nos fuimos corriendo para Herculano… demasiado tarde: cuando llegamos, acababan de cerrar y no admitían más visitas. Tuvimos que consolarnos con ver las ruinas desde fuera. Aún así el taxista por la tarifa que nos había pedido se ofreció a darnos una vuelta por los cerros de Nápoles para ir viendo la ciudad desde varias perspectivas; aunque el tiempo, las lluvias y las nubes tampoco nos dejaron ver mucho. Pudimos ver desde polígonos industriales abandonados hasta barrios residenciales de lujo.
Llegamos a Nápoles ya anocheciendo y fuimos directamente al hotel para ducharnos e ir a cenar. Estuvimos dando una vuelta por la zona justo detrás del «paseo marítimo», donde vimos un barrio comercial y encontrarmos un restaurante agradable para cenar.
Al día siguiente, nos esperaba un buen madrugón, para coger un taxi, y vía Roma, llegar a Málaga y volvernos a casa, ya en Domingo Santo; paramos en Antequera a comer y re-encontrarnos con la cocina patria, antes de llegar a casa y preparanos para retomar el trabajo el lunes. Fin de la Semana Santa y de las vacaciones.

17 julio, 2013
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Talos de Esparta

Portada del libro
El otro día terminé de leerme la novela «Talos de Esparta» de Manfredi y que incluso recomendaba Juan Eslava Galán en su libro «Historia del Mundo para Escépticos«.
Se desarrolla en la Grecia clásica, y el protagonista es Talos, el hijo de una familia noble de Esparta, Aristarcos, que al nacer con una tara, un pie cojo, es abandonado por su familia en el bosque al ser una carga para la ciudad. Allí es rescatado por un pastor ilota, Critolao, que se lo da a su hija para que lo crie. Allí va creciendo poco a poco, primero como un pastor más, hasta que un buen día ve al ejército espartano en marcha, con el que se encuentra con su padre y hermano, Brito, aunque sin que él sepa quienes eran.
Critolao un buen día le revela los secretos del último rey ilota, su armamento y el uso de su arco de asta de animal.
Talos tiene un encontronado no muy afortunado con su hermano, Brito, que intentaba abusar de una chica, y asiste a su ceremonia de iniciación; participando posteriormente como asistente de su hermano en la Batalla de las Termópilas, de la que consigue sobrevivir, al enviar el rey de vuelta a su hermano acompañado de otro espartano. Serán los únicos supervivientes de la batalla.
Ante la vergüenza de la supervivencia y la muerte de sus compañeros, Brito intenta sucidarse, pero es salvado por su hermano que lo convence de continuar luchando contra los persas para limpiar su nombre. Así es como posteriormente morirá en la batalla de Platea; quedando Talos como el único superviviente de la familia Aristarcos, por lo que visto el valor mostrado durante la batalla es admitido de nuevo como ciudadano espartano y herdero de su familia. Bautizado con el nuevo nombre de Cleidemo, continua la guerra con los espartanos y recibe las instrucciones del rey espartano de establecer conversaciones con el rey persa, para intentar financiar a Esparta y dar la libertad a los ilotas; operación que es desbaratada por los dirigentes de la ciudad. Cansado Cleidemo abandona Esparta tras un brutal terremoto decidido a acaudillar al pueblo ilota en la búsqueda de su libertad.
Una interesante novela histórica, que nos cuenta de una forma entretenida y entendible la primera mitad del siglo V a.C. : Guerras Médicas, Termópilas, terremoto, revuelta de los ilotas,…
Quizás un tanto fantasiosa y poca creíble en algunos puntos, pero algunos recursos literarios tiene que mostrar el libro para capturar la atención del lector.

16 julio, 2013
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Moto hasta mayo

La moto en Sierra Nevada BMW F650 GS
Hace mucho tiempo que no pongo nada sobre la moto aquí. Después de la salida de Cazorla en marzo, el 2 de marzo fui a Jaén, que no fue gran cosa.
El 8 de abril, me fui a Venta de Pantalones, Alcaudete para irme por la carretera de Cabra y Lucena, para coger luego la carretera del puerto de montaña hasta Alcalá y volverme a Martos: 234,5 km. y 19547 km. en total para la moto.
El lunes 15 de abril, para dar una vueltecilla, me fui con la moto hasta Granada: Yendo por la Venta de Pantalones, Alcaudete, Alcalá y volviéndome por la autovía; en total 223,9 km.
El miercoles 24 de abril, cambié Córdoba por Córdoba: Salí de Martos por la Venta de Pantalones, Alcaudete y luego coger la carretera de Baena (Carretera Granada – Córdoba), y volverme por la autovía de Madrid y carretera de Porcuna: 184,8 km. en total.
Y luego viernes 26 de abril, llevé la moto al conesionario en Jaén para la revisión del año: 84 km., yendo desde Martos hasta Andújar y desde allí por Fuerte del Rey hasta Jaén.
Entre las piezas que tuvieron que traer para una campaña pendiente y buscar un hueco para recoger la moto, tardé casi un mes, pero el viernes 24 de mayo, recogí la moto del concesionario; me encargué unas botas nuevas y salí a dar una vuelta con la moto: Me fui a Granada por la autovía y desde allí a Sierra Nevada, 10 grados menos en Pradollano frente a Granada; y luego volverme por la autovía. Al final, 264,3 km. y 20320 km.

16 julio, 2013
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Ermita de Consolación – Higuera – Porcuna – Alharilla – Arjona con el C.C. Tosiria


El pasado domingo 19 de mayo fue la etapa ordinaria del C. C. Tosiria; a las 9 había que estar en la sede del club, por lo que a las 8:30 estaba ya saliendo de Martos, y de Torredonjimenos salimos por la carretera de Porcuna para desviarnos por la ermita de Consolación y continuar hasta Lendínez; luego desviarnos a la higuera de Calatrava y desde allí a Porcuna, donde ya paramos en la gasolinera para descansar y tomar una Coca-Cola.
Desde Porcuna, aún nos quedaba casi la mitad de la etapa: Nos volvimos por la carretera de la Alharilla hasta Arjona y desde allí nos volvimos a Torredonjimeno, pasando por Escañuela y luego saliendo a la carretera de Porcuna; hasta llegar a Torredonjimeno y yo volverme a Martos.
Al final, 91,6 km. en algo menos de 4 horas y 1350 metros de desnivel, gastando 2423 kilocalorías. Un buen paseíllo.