La semana pasada terminé de leerme la segunda novela de Enrique Joven perteneciente a la trilogía que el autor está escribiendo sobre el Manuscrito Voynich, después de «El Castillo de las Estrellas«.
Esta novela de divulgación se centra en la misión jesuítica a China en el siglo XVII, en principio con la misión de convertir el basto imperio chino al catolicismo. El narrador de la historia, un jesuita fictício, Paolo Arrighetti, natural de Pisa, y con vínculos con Galileo (El autor siempre arrimando a la parte más interesante de la historia de la época); es el escribano de la misión y responsable de transmitir sus textos a Roma con sus crónicas. Llegados en una segunda oleada, tras el jesuita Matteo Ricci que abrió el camino a los primeros católicos católicos y consiguió las primeras conversiones de intelectuales chinos. En esta segunda misión, una nueva generación de jesuitas entran en la misión: Longobardo, Terrenz Schreck, Trigault, Pantaleon Kiwitzer, Giacomo Rho y Adam Schall, y como afrontan su misión, llena de problemas: El aprendizaje del chino y de su escritura, las prohibiciones del emperador, si bien el hecho fortuito de la defensa con artillería de Macao frente a los holandeses abrió las puertas del imperio a los jesuitas, amenazados por los pueblos bárbaros del norte como los manchúes. A su favor, su grandes conocimientos matemáticos y sus precisas predicciones de los eclipses, en un momento en el que la reforma del calendario era necesario debido a la gran cantidad de fallos acumulados con el paso de los siglos, precisamente años después de haber adoptado en Europa Occidental el calendario gregoriano.
El encuentro de la estela de Xian, una estela del siglo VII con la llegada de los primeros cristianos a China, procedentes del Imperio Romano, y por supuesto, un extraño libro lleno de jeroglíficos con el que se enfrentan a sus traducciones.
Una interesante novela de divulgación científica, que nos hace reflexionar, sobre ese gran desconocido en Occidente que es el Imperio Chino, y la infinita curiosidad del ser humano, que a través de hechos tan aparentemente tontos como mirar al cielo, ha conseguido llegar hasta hoy en día.
El Templo del Cielo
25 diciembre, 2013 | Sin comentarios