Este fin de semana me terminé de leer «Cánticos de la Lejana Tierra«, una novela corta de Arthur C. Clarke; publicada en 1986.
Se desarrolla en un futuro próximo; en el siglo XXXVIII; después de que en el siglo XX descubrieran los neutrinos, una anomalía en el Sol, consiguen descubrir la «fecha de caducidad» del Sol; la fecha en la que el Sol explotará, pasando a convertirse en una gigante roja en unos pocos siglos; esto hace que la humanidad comience a preocuparse por su supervivencia; lo que hace que se lancen a una carrera de repoblación, mediante naves nodrizas de planetas potencialmente habitables.
En su viaje de quinientos años a través del Universo hasta llegar a «Sagan Dos», la nave Magallanes llega hasta Thalassa para hacer una parada técnica: Necesitan reconstruir su escudo ablativo: Lleva en su interior un millón de los últimos supervivientes de la Tierra, que viajan dormidos en su interior.
Thalasa fue uno de los primeros planetas repoblados mediante naves automáticas; y que ahora, a varios siglos después del comienzo de su civilización y educados por los bancos de memoria que transportaba su nave original, tienen una sociedad un tanto inocente; que se ve perturbada con la llegada de los terrícolas; y donde por supuesto aparecen relaciones que van más allá de la cortesía entre los Thalassos y los terrícolas.
Como siempre desde el punto de vista de ciencia ficción dura, la novela plantea muchas tecnologías; siempre dentro de los límites de la física: propulsión cuántica, viajes al 20 % de la velocidad de la luna que necesitan de varios siglos para acercar cualquier otro sistema planetario, repoblación de planetas a varios siglos vistos, aparición de vida potencialmente inteligente en otros mundos.
Una novela muy entretenida y amena.
17 diciembre, 2014
por admin
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