Esta semana terminé de leerme «Rojo y Negro» del escritor francés Stendhal de principios del siglo XIX. Publicado inicialmente en 1830, narra la vida de Julián Sorel; el hijo de un carpintero de un pequeño pueblo del Franco Condado. Sin encajar bien en su familia por su afición a la lectura; entra al servicio del alcalde de la ciudad; el señor de Rhenal; protegido también por el párroco; es capaz de recitar el Antiguo Testamento en latín de memoria; sintiendo una profunda admiración por Napoleón y todos los ascensos sociales que la guerra ofreció a muchachos como él 20 años antes.
En casa del señor Rhenal, pronto consigue hacerse con los niños; pero también con la mujer de su patrono, la señora de Rhenal; empezándose una complicada espiral de amores y engaños, dentro del castillo del alcalde; donde los celos de una criada y las intrigas del otro poderoso de la ciudad; el jefe de asilo, el señor Valenod; finalmente el Sr. Rhenal decide alejar a Julián, entrando finalmente en el seminario; en el que pasará a ser el protegido del Padre Pinard; tras una difícil estancia, agoboiado por la procedencia social de sus compañeros en el seminario, parte con Pinard a París, cuando éste cae en desgracia ante el nuevo director del seminario.
En París entra al servicio del marqués de la Mole; un rico y poderoso miembro de la nobleza, cercano a los círculos de poder de París, bien rodeado y con buenas influencias. Aquí es donde Julián es capaz de mostrar sus mejores habilidades como secretario, llevando a cabo tareas rutinarias dentro del palacio y otras no tan rutinarias, relacionadas con intrigas en las que está metido el marqués. Sin embargo se cruza en su camino Matilde, la hija del Marqués, enamorándose de él; si bien no le pone las tareas fáciles; finalmente Julián rompiendo las imposiciones sociales de la época consigue casarse con Matilde, si bien el Marqués no iba a consentir que se casara con un mero secretario; iniciándose un rápido devenir de eventos con trágico fin.
Una de las obras destacadas en francés durante el siglo XIX; que mezcla el romanticismo del protagonista con una profunda descripción psicóloga del personaje, sus intenciones, sus miedos, su razonamiento y sus ganas de progresar en la pirámide social. Uno de los clásicos indispensables en cualquier aficionado a la lectura.