Después de conocer la parte de la ciudad de Budapest conocida como «Pest» (la parte donde está el Parlamento), nos tocaba cambiar de tornas, así que el Domingo después de levantarnos cogimos un taxi y nos fuimos buscando la parte de «Buda» (donde está el Castillo), el taxi nos dejó junto al Puente de las Cadenas, que cruzamos andando, buscando la subida a la fortaleza que se hace mediante un funicular. Una vez arriba, y disfrutando de las vistas del río y la otra orilla nos separamos; la familia Repiso por un lado y nosotros por otro.
Primero dimos una vuelta por el Castillo y sus jardines, y hacernos algunas fotos en los muchos recovecos que tiene el camino, pudimos ver la Virgen Oferente, así como la guardia a caballo; una vez salimos del Castillo nos fuimos hasta la zona del «Bastión de Pescadores«, una terraza construída a principios del siglo XX, y la Iglesia de Matías; donde dimos una vuelta, entramos a la Iglesia, vimos con detalle la escultura central de Esteban I; primer Rey de Hungría, allá por el siglo X y XI.
Bajamos a pie desde la terraza hasta la zona del río, ya para ir buscando a Repiso y Adelina e ir buscando un sitio para almorzar, antes de que se nos hiciera muy tarde porque teníamos los billetes del tren (que compramos el día anterior en la estación de trenes) para la tarde.
Una particularidad de la línea Viena – Budapest es que los billetes de trenes se pueden comprar en los ferrocarriles húngaros o en los austriacos, siendo la tarifa diferente (más alta en Austria); así que por lo que nos costó el billete normal en Viena, comprándolo en Budapest pudimos comprarlo en primera siendo más barato incluso.
Y por la noche ya estábamos en Viena, dispuestos a cenar y descansar; mi hermana se volvería el Lunes y a nosotros aún nos tocaban un par de días más de turismo.
30 octubre, 2018
por admin
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