El lunes empezó temprano. Muy temprano para poder acercar a mi hermana al al aeropuerto; aunque luego descansase un poco. Revisando un poco la guía de Viena decidimos irnos a la zona de la ópera y la galería Albertina a hacer un poco de turismo; así que empezamos por coger el eficiente sistema de metro vienes para salir cerca De la Iglesia de S. Carlos Borromeo; impresionante iglesia barroca, presidida por dos columnas al estilo de la Columna Trajana de Roma.
Pasamos frente a la Ópera que lamentablemente estaba en obras, y frente al hotel Sacher, donde la famosa tarta homónima se hizo por primera vez.
Finalmente llegamos a la Albertina y entramos a ver la exposición; una colección de pintura fundamentalmente contemporánea, del siglo XIX y XX: Monet, Degas, Cézanne, Matisse, Kandinsky, Miró, Picasso,…
Casi más interesante fue pasear luego por las habitaciones de palacio, disfrutar con su mobiliario y decoración de época y contemplar algunos grabados (copias) de los que custodia la colección.
Tras salir de la galería, nos fuimos al centro a comer con Adelina y Fran; y decidimos que lo mejor era ir a la plaza del Ayuntamiento y disfrutar de las casetas al aire libre, el parque y poder probar platos nuevos; aunque yo me decidí por platos austriacos. Ya que estábamos allí… una buena cerveza, un schnitzel y una tarta Sacher.
Por la tarde deshicimos otra vez el camino y fuimos a visitar la iglesia de San Carlos Borromeo, coincidiendo además con una misa en la que nos quedamos.
Y en esas estábamos cuando nos dimos cuenta que se había pasado casi todo el día. Quedamos con Adelina y Fran en un parque para volvernos a casa y cenar.
14 noviembre, 2018
por admin
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