24 enero, 2019
por admin
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Como anunciaba el otro día, aprovechamos el puente de Octubre para escaparnos a Lisboa, la capital de Portugal, la capital hispana que mira al Atlántico.
Llegamos el jueves 11 por la tarde, y llegamos a nuestro hotel en el barrio de São Sebastião. Un barrio residencial muy agradable, alejado de las zonas turísticas y relativamente más barato. Empezamos por dar una vuelta por el barrio, encontrándonos con El Corte Inglés, y también con parques, edificios públicos… Fuimos a cenar a un restaurante cercano que sacamos de TripAdvisor; que nos sorprendió, acogedor y con buena comida.
El viernes 12 era el festivo en España; lo primero que nos sorprendió fue ver de repente la cantidad de españoles por todos lados de la ciudad; cogimos el metro y nos fuimos a la cercanía de la Plaza de Comercio, para empezar la ruta turística. Justo donde empezamos el camino De Santiago del 2015.
Desde la estación de metro hasta la Plaza de Comercio nos encontramos con una numismática que decidimos visitar para llevarnos algún bonito recuerdo de Lisboa.
Después de echar un vistazo en la Plaza de Comercio y echarnos algunas fotos; cogimos un tranvía para ir hasta Belén, visitar el Monasterio de los Jerónimos, el monumento a Vasco de Gama y almorzar; como no podía ser de otra forma; un poco de bacalao en alguna de las mil formas que las preparan en Portugal.
Después de comer nos dimos una vuelta hasta llegar a la Torre de Belén; visitamos un cuartel cercano y dimos un paseo por el parque. Contemplar la desembocadura del Tajo y ver cómo se mezcla con el océano es sencillamente impresionante. El tamaño de los puentes que lo cruzan o el de los barcos es sencillamente ridículo… ¿Cómo será la del Amazonas?
Desde allí cogimos otro tranvía de vuelta a la Plaza de Comercio y fuimos dando un paseo hasta la Catedral; paramos en una confitería a disfrutar de los ricos pasteles de nata tan típicos de Portugal.
Allí ya se nos hizo de noche por lo que nos volvimos al hotel a descansar y al llegar a las cercanías del hotel nos encontramos con un desfile de modas en algo que parecía un palacio o una facultad de la universidad, así que nos quedamos allí un rato y comimos en los puestos que habían montado, disfrutando un poco del ambiente antes de dar el día por terminado.