Después de la parada en el camino que hicimos en la Granja de San Ildefonso, a media mañana llegamos a Segovia. Entramos con el coche sin darnos cuenta hasta el mismísimo acueducto, y ante el miedo a meternos por alguna calle en dirección prohibida; confirmamos que el parking se encontraba en la plaza bajo el acueducto.
Cogimos las maletas y cruzamos media ciudad, por una calle peatonal hasta llegar frente a la plaza de Juan Bravo donde se encontraba el Hotel. Para evitar que se nos hiciera tarde y cerraran los monumentos salimos de inmediato a la calle para empezar a visitar. Nos fuimos directos hasta el Alcázar; para lo que tuvimos que cruzar la ciudad hasta la otra punta. Hicimos un poco cola para comprar las entradas; y a los pocos minutos estábamos ya dentro. Empezamos a visitar el castillo-palacio, comenzando por unas armaduras medievales y cañones, para pasar al resto de salas «regias»: el trono con el escudo de los Reyes Católicos; la cama regia, así como la pequeña capilla.
Subimos a la torre de Juan II, desde donde pudimos disfrutar de unas bonitas vistas de la ciudad y la catedral.
Volvimos a la calle y deshicimos el camino, parando en la Catedral adonde entramos para verla en detalle; visitando su claustro y las capillas centrales y laterales.
Como ya empezaba él hambre a hacer de las suyas, encontramos un bar cercano donde empezamos a devorar unas tapillas, acompañadas de una buena cerveza para que nos diera fuerza para continuar con el paseo; aunque la verdad al poco de salir ya había anochecido.
Aprovechamos para ir a misa y después de pasear por la ciudad, fuimos a cenar al famoso «Mesón Cándido«; ahora mucho más turístico que hace algunos años; y por supuesto aprovechamos para dar un paseo nocturno por el acueducto. Recorrerlo de lado a lado y ver las arcadas pequeñas que hay en los extremos. Una obra de ingeniería realmente impresionante. Y ya tarde nos volvimos para el hotel para tener energías para el último tramo del viaje.
El domingo 30 cuando nos levantamos fuimos a salir de la ciudad cuando nos encontramos con una pequeña iglesia románica donde paramos para dar una vuelta; con la buena suerte que nos encontramos con el párroco y nos la enseñó de muy buen gusto: la parroquia de San Lorenzo. Nos enseñó todas las esculturas y retablos que adornan el templo así como la historia de algunos de ellos, como las familias que lo donaron… hace ya más de 400 años.
Continuamos y antes de dejar Segovia tuvimos un par de paradas importantes, junto al Eresma: una fue visitar la antigua casa de la moneda de Segovia; una de las más importantes que hubo en España, sobre todo después de instalar los ingenios que permitieron la acuñación por rodillo en época de Carlos V. La casa de la moneda dejo de funcionar en 1868; con la llegada de la peseta; pero la han convertido en un museo con material de época, cuños y diferentes máquinas: martillos, máquinas de volante, prensas y sobre todo, los molinos reconstruidos del siglo XVI que permitieron la acuñación de algunas de las mejores piezas de la numismatica española.
Y justo antes de salir definitivamente aprovechamos para visitar la Iglesia De la Vera Cruz de Segovia; en los arrabales de la ciudad, una curiosa iglesia de planta circular; construida por la orden del Temple y gestionada actualmente por la Orden de Malta. Realmente curiosa. Y con eso terminó nuestro periplo por Segovia. 23 años después de que la visitara por primera vez con el colegio en 1995. Como pasa el tiempo…
28 mayo, 2019
por admin
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