Aproveché un par de huevos en casa para ver «El Hombre Tranquilo«, todo un clásico de John Ford de 1952.
Protagonizada por John Wayne en el papel de Sean Thornton; un hombre tranquilo que vuelve a su pueblo natal de Innisfree en Irlanda tras haber emigrado a Estados Unidos y hacer fortuna.
Al llegar decide comprar su casa natal a Sarah Tillane(Mildred Natwick), la terrateniente que se reparte las propiedades del pueblo casi a medias con Will Danaher (Victor McLaglen); de hecho fastidia el trato que Will estaba haciendo con la solterona Sarah.
Sin embargo para aumentar el embrollo, Sean se enamora de la hermana pelirroja de Will, Mary Kate Danaher (Maureen O’Hara). Sean hace lo imposible para convertirla en su esposa, con la ayuda del párroco católico (había otro párroco protestante casi sin fieles) del pueblo y del pintoresco Michaleen Flynn (Barry Fitzgerald
Unas costumbres que aunque tradicionales, hacen que Sean pierda en más de una ocasión la paciencia; aunque casi siempre controlándose por sus recuerdos de su vida anterior.
Una película entretenida; que refleja una Irlanda de principios del siglo XX completamente idílica y sin conflictos, prospera y añorada quizás por tantos emigrantes que se abrieron camino duramente en los Estados Unidos en este pasado siglo; y donde John Ford se encarga de mostrar su maestría, independientemente de la temática que toque.