30 diciembre, 2020
por admin
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El domingo 29, de Diciembre (y ya llevamos exactamente un año de retraso en las entradas del blog), después de haber hecho senderismo por las Minas Victorias, habíamos contratado una actividad con una empresa de «Aventuras», «Aran Experience«; y de todas las que nos propusieron de su catálogo cogimos la excursión en motos de nieve hasta el Banhs de Tredos; aunque dado que el 2019 fue un año escaso de nieves, las rutas las habían cambiado un poco.
Madrugamos bastante, y cogimos la carretera, avanzado en dirección hacia Baqueira (donde están las pistas de esquí); para desviarnos a la derecha Salardú, donde avanzamos unos pocos kilómetros hasta dejar el coche en un parking donde nos recogieron un poco más tarde para subir hasta el hotel/balneario de Banhs de Tredos. Aunque nosotros habíamos hecho prácticas con las cadenas de nieve en el coche, la furgoneta que nos recogió tenía neumáticos de nieve, más cómodos para subir directamente hasta el balneario.
Esperamos un poco hasta que llegaron el resto de excursionistas; el hotel balneario está en un sitio idílico: junto a un pequeño arroyo rodeado de altas montañas nevadas; después de tomarnos un café para atemperar el cuerpo; salimos a buscar las motos de nieve. Aprendimos que las motos de nieve son fáciles de conducir y no tienen nada que ver con la conducción ni de un coche ni de una moto. Además tiene un freno motor muy fuerte y un freno contundente.
Y una vez aprendimos los rudimentos; empezamos la marcha; en este 2019 como ha nevado poco, en vez de subir desde el valle hasta el balneario, la ruta en moto partiría desde el Balneario hasta por un camino que nos llevaba buscando el refugio de Colomers, para cruzar el parque natural y que finalmente desemboca en el Valle de Bohí; cruzando picos de más de 3000 metros de altitud.
Al final hicimos unos 7 ó 10 km. hasta que paramos en una explanada donde nos bajamos para hacernos unas fotografías, mientras el monitor le daba las vueltas a las motos, para luego deshacer el camino y volvernos hasta el Balneario.
Cuando regresamos; aún era temprano para almorzar; así que para hacer tiempo nos pusimos unas raquetas y anduvimos un rato por la zona, siguiendo el arroyo aguas arriba, viendo unas cascadas.
Después de andar unos 45 minutos nos dimos la vuelta; viendo a unos muchachos tirándose en trineo de nieve también por la zona; antes de volver al Balneario-Hotel para la hora del almuerzo, donde pudimos disfrutar de platos típicos de la zona: La Olla Aranesa; un juego de patés y un buen pedazo de carne acompañado por un buen vino para reponer las fuerzas que habíamos gastado durante todo el día de andurretear por los Pirineos.
Ya casi atardeciendo nos bajaron a recoger el coche, y con la barriga llena decidimos ir a visitar algunos pueblos del Valle de Arán; empezando por Betrén; para luego ir hasta Salardú, donde visitamos la Iglesia de San Andrés, románica:
donde tenían expuesto el Cristo de Salardú; una talla románica del siglo XII – XIII, y con las pinturas polícromas de la época en muy buen estado de conservación. Realmente increíble:
Desde allí nos fuimos a Artiés; pero la iglesia ya estaba cerrada, así que la vimos por fuera y luego dimos una vuelta por el pueblo, contemplando la animada vida nocturna del pueblo; antes ya de volvernos a la casa para descansar: Al día siguiente iba a tocar otro día de senderismo y arte.