
La semana pasada terminé de leerme este libro, segundo libro publicado por Andy Weir, después del pelotazo que le supuso “El Marciano”.
Compré este libro antes de la pandemia; cuando viajamos y volábamos en una escala en el Aeropuerto de Munich; por lo que lo compré en una edición de tabla blanda en Inglés.
En un futuro próximo la Luna se encuentra habitada permanentemente en una base llamada “Artemisa”; una base que curiosamente ha sido promocionada por el gobierno de Kenia; que aprovechando su ventajosa posición en el ecuador monopoliza los vuelos entre la Tierra y la Luna; por lo que la base de Artemis se gestiona como una ciudad keniata; aunque con menores restricciones legales (por ejemplo solo hay un policía y no hay cárceles; al que comete un delito lo deportan a la Tierra).
La protagonista de la historia es Jazz Bashara; una joven que ha pasado casi toda su vida en Artemis; hija de un soldador emigrante saudí. Rebelde, se independizó de su padre e intenta sobrevivir en el nada fácil mundo de Artemis como mensajera e intentando sacarse alguna otra cualificación que le permita mejorar su nivel de vida.
Un día recibe un extraño encargo de un empresario de origen escandinavo, también radicado en la Luna por una extraña dolencia de su hija: Destrozar una industria localizada en Artemis encargada de producir aluminio (Usado en las construcciones lunares) y oxígeno (usado para la atmósfera artificial de Artemis) a partir de rocas lunares; y todo se complica cuando al boicot de la industria ya radicada en Artemis se suma la llegada de sicarios brasileños en defensa de su industria y otros problemas que la valiente Jazz es capaz de solucionar; sin consecuencias irreversibles.
Una novela interesante y entretenida; quizás sin tanto fundamento físico como la del Marciano; y que quizás haya pasado un poco más de puntillas que su antecesor.