Una de los estrenos más esperados de este 2021 para los amantes de la Ciencia Ficción sin lugar a dudas era la versión de Dune dirigida por Denis Villeneuve (Blade Runner 2049), una película inspirada en la saga de novelas del mismo tituló publicadas por Frank Herbert en 1965 (Posteriormente Premio Hugo en 1966) y que David Lynch llevaría ya a la gran pantalla en 1984 y protagonizada por Kyle MacLachlan (misma combinación tan exitosa que en Twin Peaks)
37 años han pasado entre ambas películas, lo cual hace que poco tengan que ver, en lo visual, ambas adaptaciones; máximo inclusive cuñado está película tendrá dos entregas, estrenándose la segunda el próximo 2023.
Basándose en la historia de la novela, asistimos a la retirada de los Harkonnen del planeta Arrakis, único productor de la «especie», responsable de la coloración azul de los ojos por parte de quien la usa, e importantísima en los viajes interplanetarios. Los substitutos elegidos por el emperador son los Atreides, cuando todo en realidad es una trampa urdida por el propio emperador para erradicar a la casa Atreides.
Estos caen en la trampa y sufren un temendo ataque a manos de los Harkonnen exterminando por completo a los Atreides, salvo el joven heredero, Paul que sobrevive, desapareciendo en el desierto, y buscando la ayuda de los nativos del desierto: los Fremen, una especie de beduinos habitantes de Arrakis.
Una película muy visual y con muchos efectos especiales donde todo tiene una apariencia grandiosa, acompañada de buenas críticas; con una historia conocida, pero con un gran lenguaje visual.