Esta semana pasada terminé de leerme el último libro de la dilogía que sobre Julia Domna escribió Santiago Posteguillo y publicó allá por el 2019.

Tras afianzarse Septimio Severo en el poder, Julia sigue con sus planes para establecer una dinastía en el trono del Imperio Romano, su dinastía; ahora que sus dos hijos crecen, Caracalla y Geta. Sin embargo nada de eso parece fácil; historias de ambición, poder, traiciones, guerras que Posteguillo nos va contando en los libros a partir de las fuentes clásicas. Las guerras contra los Partos, algo constante a lo largo del libro, las ansias del jefe del Pretorio, Cayo Fulvio Plauciano; que llega a casar a su propia hija con Caracalla, pero que Julia se encarga de hacer en desgracia para quitar posibles traidores y aspirantes al poder del entorno del Emperador.

Los Dioses no permanecen al margen y entre sus múltiples juegos se encargan de enviar pruebas a Julia, que supera, con la ayuda, de entre otros, el mismísimo médico Galeno.

La historia es conocida, campañas contra los partos, contra los Pictos en Britania, la muerte de Septimio Severo, la subida al poder de Caracalla y Geta, la muerte de este último a manos del primero,…

Caracalla, aunque recordada por las fastuosas termas que construyó en Roma, y quizás uno de los últimos edificios emblemáticos del Alto Imperio, fue un gobernante cruel que controlaba el Senado con mano de hierro, condenando a muchos a muerte sin temblarle el pulso. Muerto de nuevo en otra campaña contra los partos tras engañar al rey parto en un matrimonio concertado con su hijo, Pertinax instiga su asesinato para proclamarse emperador; si bien Julia en sus últimos días consigue maniobrar para hacer subir al trono del Imperio a su sobrino Heliogábalo; pero eso ya es otra historia.

Un gran broche para terminar esta saga sobre Julia Domna, entretenida, llena de referencias a obras clásicas y muy visual a la hora de hacer entender la historia de la antigua Roma a los lectores.