Aprovechando un hueco muerto la semana pasada estuve viendo «La Reina de África«, uno de los grandes clásicos de la historia del cine; dirigida por John Huston en 1951 y protagonizada por con Humphrey Bogart (en el papel de Charlie Allnut) y Katharine Hepburn (Rose)
Durante los 1914, Rose se encuentra en una misión junto a su hermano Samuel Sayer (Robert Morley) en el África Oriental Alemana (Actuales Burundi, Ruanda y parte de Tanzania) cuando un pelotón de soldados alemanes entran en la aldea, incendiándola y llevándose a los jóvenes para el servicio militar. Como resultado de esta acción, el reverendo entra en depresión y fallece al poco, momento en el uso Charlie vuelve con la intención de sacar al reverendo y a su hermana para llevarlos en su embarcación (La Reina de África) de vuelta a la civilización; llevándose tan solo a Rose. Con la intención original de esconderse de los alemanes, Rose embulla a Charlie para convertir el barco en un torpedo y atacar la cañonera alemana «Empress Louisa» desplazada al lago Victoria y que bloquea los movimientos del ejército inglés.
Una película de aventuras y románica, pese al argumento y la localización, con uno increíbles paisajes, rodados in-situ; que la hacen junto con la buena realización y los actores en una joya del cine. Todo un clásico imprescindible para cualquier cinéfilo.

La semana pasada fuimos a ver la enésima reedición de una película de Hollywood; en este caso la que durante 57 años fue intocable: Ben Hur.
Dirigida por Timur Bekmambetov, director de otras películas como «Abraham Lincoln, cazador de Vampiros» o productor de «Apolo 18», protagonizada por Jack Huston en el papel de Judah Ben-Hur (Richard Harrow, el veterano mutilado de la I Guerra Mundial en Broadwalk Empire) y Toby Kebbell en el papel de Mesala.
Todo empieza cuando ambos cabalgan a caballo en una explanada a las afueras de Jerusalén, y en una caída a caballo, Mesala lleva a hombros de Judah hasta su casa para que lo cuiden; Mesala, criado en la casa de Judah como un hermano, está enamorado de Esther, la hermana de Judah; sin embargo no sienta bien en la casa de un noble que un romano sin patrimonio entre a formar parte de la familia, por lo que decide enrolarse en el ejército para hacer fortuna, llevándole a los confines del Imperio para luchar contra pueblos bárbaros y llevar la civilización.
Vuelto a Jerusalén con un importante cargo, ante la llegada del nuevo gobernador, Mesala pide ayuda a Judah para que no haya problemas en el desfine militar; sin embargo un zelote cobijado en casa de Judah lo traiciona, disparando una flecha contra la comitiva, siendo arrestados todos los habitantes de la casa de Judah, incluyendo a su madre y hermana.
Judah es condenado a galeras, de la que escapa milagrosamente, llegando a tierra firme, donde es apadrinado por un comerciante árabe, Ilderim, al que convence para que lleve sus caballos al circo y llevar a cabo su venganza contra Mesala.
Todo ello con breve apariciones de Jesús de Nazareno como un profeta que difunde el amor y la paz entre sus coetáneos.
Con más medios técnicos que la película de 1959, la recreación, los efectos especiales y la fotografía está más en línea con las películas contemporáneas que con la estética que había hace 60 años; si bien el argumento, e incluso la nueva ambientación, (rodada en Roma, en los estudios de Cinecittá, como la original de 1959) quedan muy lejos de la original. ¿Será cierto que Hollywood se está quedando sin ideas?

El otro día estuve viendo «Cayo Largo«, una película de 1948, dirigida por John Huston y protagonizada por Humphrey Bogart y Lauren Bacall.
Frank (Bogart) llega a un pequeño hotel en Cayo Largo mientras va de paso, buscando al señor Temple; algo psrecd no ir bien en el hotel, cuando ni siquiera puede hospedarse o no le sirven una cerveza. Una vez que puede reunirse con el señor Temple y su nuera, la viuda Nora Temple (Bacall). Frank empieza a contarle sus vivencias de la guerra de Temple haciendo que padre y viuda se sientan orgullosos del desaparecido.
La llegada de un huracán parece cambiar todo, teniendo que proteger dl hotel y ponerse a buen recaudo; justo entonces los ganvsters que se hospedan en el hotel deciden mostrarse tal y como son. Recien llegados de Cuba, «Johnny Rocco» y su banda han venido para hacer una operación a Florida; tomando como rehenes a la gente del hotel. Ni siquiera la policía es capaz de hacerles frente y aún menos un Frank que ha llegado de la guerra sin ganas de ser un héroe…
Una genial película de Huston, basada en una obra de teatro, donde vemos al héroe cansado, pero wue ssbe encintrar el momento para hacer justicia; con una genial actuación, en especial de Bogart y la de Edward G. Robinson.

Aprovechando este fin de Semana Santa pasado por agua, estuve viendo la película «La Jungla de Asfalto«, dirigida por John Huston en 1950.
Una película de cine negro, de temática policiaca; en la que Erwin Riedenschneider (Sam Jaffe), un criminal de origen alemán, después de pasar unos años a la sombra, sale y decide dar un golpe que le sirva para recoger fondos; entra en contacto con Cobby (Marc Lawrence); un corredor de apuestas con buenos lazos en el mundo del hampa, que lo pone en contacto con el abogado Alonzo Emmerich (Louis Calhern); Emmerich acostumbrado al guante blanco, decide ser el socio capitalista del golpe, si bien está en la ruina por culpa de su amante, una auténtica mujer fatal, Angela Phinlay (una jovencísima Marilyn Monroe).
Como compinches, Erwin cuenta con Louis Ciavelli (Anthony Caruso), un cerrajero, Dix Handley (Sterling Hayden), un pistolero y Gus Minissi (James Whitmore), el conductor; juntos van a robar una joyería; para luego hacerle llegar las joyas a Emmerich y convertir en metálico el botín; si bien, los factores no contemplados hará que todo se complique más allá de cualquiera de sus previsiones.
Una gran película de John Huston, con un gran argumento y atmósfera.