Dresde está muy cerca de la República Checa, eso unido a que durante más de 40 años ambos países pertenecían al bloque comunista, facilitando el intercambio entre estos dos países (pero no con el bloque occidental), sea fácil encontrar muchos productos checos, y la cerveza no es una excepción.
Un compañero del Fraunhofer me recomendó la cerveza «Gambrinus«, así que fui al supermercado «Konsum» y en seguida pude encontrar la cerveza.
Luego un rato al frigorífico y a tomársela bien fresquita. Además es una cerveza tipo «Pilsener»
Gambrinus es un personaje mitológico, rey de Fresnes, patrón oficioso de la cerveza, y en España muy conocido por ser el símbolo de Cruzcampo

El sábado pasado nos juntamos varios de los españoles que quedábamos en Dresde para comer. Al final Jorge fue el que lo organizó y eligió un restaurante «XXL» de Dresde; un restaurante especializados en carne, pero todo en tamaños gigantes (basta con ver la fotografía de una «hamburguesa»), piezas de carne de hasta 1,5 kg.
Allí nos juntamos Jorge, su novia, José, Saúl, incluso algunos Erasmus nuevos, recien llegados a la ciudad, y otros ya veteranos con varios años a sus espaldas en Alemania.
Después de comer (y bien comidos, porque los platos eran enormes), nos volvimos para el centro, cada uno a su casa, a reposar la comida (y en la medida de lo posible echar una siestecilla).
Por la noche salimos también para despedirnos de Dresde. Fuimos a casa de Jose, donde nos tomamos una cervecilla conversando, aunque algunos sólo vinieron para saludar, porque están algo agobiados con la entrega de los Proyectos Fin de Carrera, que el reloj no para y la fecha límite de entrega se acerca peligrosamente.
Y luego salimos, para ir a un pub de la zona de Neustadt, este pub, incluso con una pequeña pista de baile.

Es interesante como en Alemania se interesan por la gastronomía de otros países (asiáticos, americanos, etc.), y como no España no es la excepción, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de alemanes que pasan sus vacaciones (o sus jubilaciones) en España, aprovechando el Sol y disfrutando de nuestra gastronomía.
En Dresde hay algunos bares de tapas (tampoco confundirlos con bares españoles, no sé si me explico), uno de ellos se llama «El Perro Borracho», y está en el «Kunsthofpassage»
Hace ya algún tiempo que fuimos un día por probar alguna cosa española que no se nos olvide de todo el sabor de los productos patrios.
Fue divertido cuanto menos poder pedir boquerones (aunque estaban algo secos), papas arrugás (de Canarias), o carne de membrillo con queso, ?Qué rico!
Incluso para beber se puede pedir una San Miguel, aunque teniendo tantas cervezas alemanas para elegir, tiene delito.

El Instituto Fraunhofer donde estoy está situado en una zona conocida como «Klotzsche«, es una zona donde hay una gran concentración de empresas electrónicas, haciendo que la zona sea popularmente conocida como «Silicon Saxony» (Algo así como el Silicon Valley de California, pero en versión alemana), herederas en parte de la antigua industria de semiconductores de la DDR.
Una de estas empresas es Solarwatt, que se encarga de la fabricación de paneles solares en Dresde. Y como una interesante iniciativa, han montado una gasolinera eléctrica para los futuros coches eléctricos, aunque la potencia instaladas en placas solares es pequeña, esta «gasolinera», permitiría a algún coche que otro funcionar con energía solar, energía más o menos limpia (si no se tiene en cuenta el proceso de fabricación de las propias placas).
Las cifras que publican son una producción total de 5 MWh por año, con una potencia instalada de 5,5 kW pico; que permitiría recorrer unos 34000 kilómetros con un consumo de 15 kWh por 100 kilómetros. No es mucho, pero por algo se empieza.

El pasado sábado, Jorge, un chico de Erasmus, nos invitó a comer en su casa, una gran comilona.
En principio habíamos quedado a las 2, aunque yo no sabía a qué hora era, así que después de hacer unas compras que tenía pendiente en el centro, me fui para lo de Jorge, con un brownie debajo de la mano, donde llegué sobre las 13:30; demasiado temprano cuando me enteré que la hora de la comida eran las 2 (Horario español).
De todas formas me puse a ayudar un poco, a cortar algo de embutido o a subir algunas cosas del sótano del piso que Jorge tiene en Neustadt.
Conforme empezó a llegar gente y nos juntamos ciento y la madre (para ser más exactos, unas 13 personas), empezó ya el desfile de comida. Aprovechando que Jorge había subido de España hace poco en coche había ido a atracar un Mercadona, a traerse algunas cosas ricas, ricas, como fuet o anchoas, que hacía tanto tiempo que no probaba…
Y cuando estábamos llenos, empezó el desfile de platos: Crema de calabaza, ensalada «murciana», y albóndigas; y para terminar el postre, por supuesto, había que aprovechar el brownie.
Después de hacer una larga sobremesa para que bajara toda la comida, nos fuimos para el bar – Brauerei Waldschlí?sschen, donde habían organizado una pseudo Oktoberfest, aprovechando que ahora se celebra la conocida feria de la cerveza de Munich.
Teníamos una mesa reservada, y los camareros empezaron a traernos unos grifos de cerveza, cada uno con 5 litros de cerveza y jarras: ?Autoservicio!
Allí nos quedamos un buen rato, y además había una pequeña degustación de Jí?germeister, por lo que algunos iban periódicamente a hacerles alguna visita.
Cuando se acercaban las 11, y la orquesta estaba ya cansada, los españoles no se pudieron resistir, y al final tuvieron que salir a bailar, ante la atónita mirada de los alemanes, y aunque consiguieron que algún alemán saliera a bailar, duraron poco en la «pista» de baile… estos alemanes, siempre dando la nota…
Y hasta que al poco me volví, que ya estaba cansado.