29 julio, 2010
por admin
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Llega el momento en todo ex-patriado (o por lo menos el que viva una temporada fuera), que echa de menos la comida española. Y que mejor manera para ponerle remedio que hacer una rica tortilla de patatas, plato típico por antonomasia.
Aunque parece un plato elaborado y complicado, nada más lejos de la realidad; si bien es un poco laborioso, es extremadamente sencillo:
Para hacer una tortilla, relativamente grande cogemos un plato hondo, y empezamos a pelar patatas y a cortarlas en rodajas hasta que el plato se quede lleno; después se pelan un par de cebollas grandes y se cortan en rodajas.
Ya está preparada la materia prima. Se echa todo en una sartén y se echa bastante aceite de oliva; por lo menos un par de dedos hasta que aproximadamente la mitad de las patatas y de la cebollas queden cubiertas por el aceite. Se pone a fuego lento, para que se vayan cociendo (y no para que se frían). Conforme se vayan consumiendo las patatas y las cebollas, el aceite irá subiendo de nivel y finalmente cubrirá todo; aunque hay que ir moviendo periódicamente para que no que pegue nada; se pude echar sal.
Cuando las patatas estén blandas y la cebolla deshecha, ha llegado el gran momento: Se sacan de la sarten, separando el aceite que se pude reutilizar y las patatas y la cebolla se mezclan con los huevos batidos. 4 huevos pueden estar bien. 6 huevos, 6 también. Una vez mezclado todo, se le pude echar sal al gusto.
Y de nuevo a la sartén, aprovechando que algo de aceite habrá quedado; y se sigue haciendo a fuego lento. Cuando la cara de abajo esté ya dorada, viene la parte complicada: Darle la vuelta (esto no es como una tortilla francesa, pesa un poco más). Se dora por la otra cara y a disfrutar del plato.
No es complicado, pero es lento, en total se puede invertir bastante más de una hora (yo tardo casi dos horas), en hacer una tortilla; pero por supuesto, merece la pena.