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Blog personal de José Ramón Martínez Pérez.

22 julio, 2008
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Ya tengo los papeles para la renta

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Pero no los de una renta cualquiera, como el año pasado estuve haciendo unas prácticas en Múnich y en España no tuve ingresos, vuelvo a hacer la declaración de la renta. Además como la beca era sólo de tres meses no llego a la cantidad mínima y sale todo a devolver.
Aunque en Alemania te dan dos años para hacer la renta (y encima te dan los intereses y todo), aprovecho y la hago ahora, para tener más tiempo, así que el otro día llamé al «Finanzamt» y conseguí hacerme entender para exponerles mi caso, y quedaron en mandarme los formularios a mi casa para rellenarlos y mandarlos de vuelta a Alemania.
Además dando el IBAN y el BIC llega todo a casa. ?Qué fácil todo!
A ver si no encuentro ningún poblema para rellenar los papeles…

22 marzo, 2008
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Viernes Santo mañana

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El Viernes Santo, después del descanso que me tomé el jueves, volví a ver laguna procesión que otra.
Por la mañana fue el momento de las cofradías de Nuestro Padre Jesús, María Santísima de los Colores, María Magdalena y la de San Juan Evangelista y María Magdalena, en total tres tronos que salieron desde la iglesia de Santa Marta.
Aunque un poco tarde, conseguí ver pasar los tres tronos por la Fuente Nueva, pero me perdí a Juanillón, así que después de pasar todo el bullicio, me subí a la Calle Real, para poder volver a ver la procesión entera, con Juanillón incluído.
Por si a alguien le interesa, la galería de fotos completa es esta.

28 septiembre, 2007
por admin
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Fin de las prácticas y vuelta a casa

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Bueno, pues tal y como todo estaba previsto, ya estoy tranquilamente descansando en casa.
El miércoles, tal y como estaba programador era el último día de las prácticas de este verano en Qimonda, así que sin mucha novedad, fui al trabajo, y terminé de hacer las cosillas que tenía pendiente: asegurarme de dejar accesible el trabajo que he estado haciendo, vaya a ser que luego lo pierdan, terminar de hacer la documentación, y sobre todo la burocracia para terminar las prácticas, ya se sabe, estos alemanes no hacen nada sin tener unos cuantos papeles que firmar.
En la comida en la cantina ya tocó despedirse un poco de algunos cuantos españoles, que se quedarán por ahí trabajando, para poder seguir pagando las autovías de España.
Y de vuelta a la oficina, lo mismo, una vez firmados todos los papeles, a seguir despidiéndose de unos y de otros, y es que al fin y al cabo, han sido tres meses en los que he esto muy agusto aquí, y además hay que ver la de actividades conjuntas que hemos hecho en el departamento: barbacoa, Oktoberfest, etc.
Así que nada, a eso de las cinco de la tarde, con los papeles entregados, despedido de todo el mundo y sin la tarjeta de acceso, dejé Qimonda, rumbo al centro de Múnich para hacer algunas compras de última hora para llevarse uno algunos recuerdos a casa.
Lo bueno es que hizo un tiempo de mil pares de demonios, lloviendo, haciendo frío y con aire, lo cual siempre es bueno a la hora de dejar Alemania.
Después, a casa, y a empezar a hacer la maleta, que el jueves no habría mucho tiempo para recoger. Esa noche llegó mi compañera de piso que había estado de vacaciones durante todo el verano y que también se va a cambiar de piso, así que no le podía dejar nada de las cosas que me sobraran…
Y además de hacer la maleta, tocaba limpiar la habitación y dejarla en estado de revista para luego poder cobrar la fianza. En fin, mucha tarea.
El jueves me levanté temprano, para que «no me pillara el toro», así que una vez duchado y desayunado, limpié el frigorífico, aproveché para hacerme un bocadillo para la comida (daba lástima tirar tanta comida), y recoger la ropa de la cama (que tampoco la quería nadie), fui a llamar al «Hausmeister«, algo así como el encargado de mantenimiento del edificio, el Willie de los Simpsons, vamos.
Y para mi sorpresa, el hombre dijo que no estaba limpio suficiente… que había polvo en los recovecos del radiador y en las repisas más altas… que la verdad es que ya es ser rebuscado. Así que al final me quedé ?una hora! limpiando toda la habitación en profundidad, me faltó haber cogido un cepillo de dientes para dejar la habitación brillante, brillante.
Finalmente la habitación se quedó lo suficientemente limpia como para que el Hausmeister me diera el visto bueno, y me firmó los papeles, le entregué la llave, y me quedaba sin casa en Múnich.
Sólo me quedaba recoger la fianza y volverme.
Cogí el metro hasta Haderner Stern y me fui hasta la Studentenwerk, y desde allí tirando de la maleta hasta la oficina de la Studentenwerk, allí me devolvieron la fianza y desde allí a coger el tranvía 18, hasta la estación de trenes. Allí cogí el S8 hasta el aeropuerto. Ya estaba a dos pasos de dejar Múnich.
Llegué con bastante antelación al aeropuerto, el vuelo salía a las 16:50 y todavía no eran ni las 13:00…
Así que con tranquilidad facturé el equipaje, me fui a comerme el bocadillo que me había preparado, me compré una Coca-Cola para beber algo, ?3 Eurazos!, y me me tí para dentro, para el área de embarque.
Allí tuve que matar un poco el tiempo, hasta las 16:20 que empezó el embarque, primero haciendo algunas fotos, luego echado, medio durmiendo, leyendo algo…
A las 16:50, con puntualidad alemana, el avión estaba ya dirigiéndose hacia la pista de despegue, y al poco en vuelo.
Me llamó un poco la atención que el vuelo fuera de LTU, cuando el billete era de Air-Berlín, pero como son un consorcio o algo así… En seguida nos dieron un pequeño bocadillo (queso o embutido) y algo de beber. O sea que las compañeras extranjeras, sí que siguen dando de comer…
Al poco me quedé dormido… me había levantado demasiado temprano, a las 17:30 llegamos a Málaga, con un tiempo envidiable, mucho calor para la ropa que llevábamos.
Y luego un par de horicas de coche hasta Martos.
Total, que ?ya estoy en casa!

27 septiembre, 2007
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Oktoberfest: Segundo día

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Ayer martes estuvimos en la Oktoberfest, por segundo día consecutivo, además fue también el último día de trabajo para Fernando, Sofía y Almudena.
Así que repetimos la operación del día anterior: salimos temprano del trabajo y nos fuimos directamente para la Oktoberfest.
Esta vez el plan, en teoría sería ir a la caseta «Hippodrom», porque después llegarían más compañeros de la empresa, unos cuantos con una invitación de la empresa, y otros para sentarse en alguna de las mesas.
Pero no fue tan fácil… Yo llegué primero con Sofía y Almudena y conseguimos entrar, aunque no fue muy fácil porque la caseta estaba muy llena y estaban pidiendo invitaciones. El problema fue que cuando entramos, todas las mesas estaban o estarían reservadas en media hora… ?Vaya chasco!, lo cual no impidió que nos sentásemos en una de las mesas por un rato, momento en el que nos sirvieron… una Maí, para variar.
Al rato intento entrar Fernando, pero ya era demasiado tarde y se tuvo que quedar en la puerta, hasta que llegaron más compañeros del trabajo con refuerzos y consiguieron entrar por una puerta lateral. Aunque fue del todo inútil, porque no había mesas libres, a nosotros ya nos habían echado de la que teníamos, y después de un rato de intentar buscar mesa, decidimos cambiar de sitio.
Como cosa curiosa, mientras estábamos allí, llego un cantante, relativamente conocido en Austria y en Alemania, y al que todo el mundo empezó a vitorear, y levantar las jarras… Aunque la verdad es que a mí no me sonaba de nada.
El siguiente destino que intentamos fue la Paulaner, intento que fue totalmente infructuoso, y después de probar otra caseta, decidimos hacer un cambio de planes radical: Viendo que estaba lloviendo, y que todo el mundo estaba dentro de las casetas (los Biergarten estaban cerrados), iba a ser difícil encontrar sitio, así que al final decidimos ir a un restaurante cerca de Theresienwiese, allí la situación no era mucho mejor, lleno hasta arriba, pero por lo menos encontramos sitio, y aunque el camarero no tenía ni pizca de gracia, por lo menos pudimos cenar, y aprovechar para despedirnos. Y por supuesto, para hacernos una foto de grupo. Y luego de vuelta a casica, que algunos tendrían que volar, y otros volver al trabajo.

26 septiembre, 2007
por admin
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Primer día en la Oktoberfest

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El lunes, después del tremendo éxito de la presentación, nos comentaron los compañeros de la oficina de ir a la Oktoberfest, así que dicho y hecho. A las 4 dejábamos el trabajo aparcado, y rumbo a la Oktoberfest.
Después de coger un S-Bahn, un U-Bahn, ir andando un trozo y esperar a otro de los compañeros de la oficina que llegó un poco tarde, empezamos a darnos una vuelta por todo el bullicio del «Wiesn», y a buscar una caseta que nos gustara.
Pensamos en entrar en la Líwenbrau, pero a uno de los compañeros no le gustaba esa cerveza, que ya es ser profesional, la verdad, así que nos fuimos a una de las casetas de Paulaner, en concreto, a ésta que tiene una torre con una jarra en lo alto que da vueltas.
Nos sentamos en la parte de fuera de la caseta, aprovechando que hacía buen tiempo, la parte de fuera es algo así como un Biergarten, pero en la Oktoberfest.
Y claro, lo primero que nos pedimos… una cerveza, una Maí (no hay otro tamaño, los compañeros del trabajo nos dijeron en broma que no hay cervezas para niños, je, je, je), y a brindar con ella… ?Prost!
Después de un rato, empezamos a pedir Bretzel, y algún que otro pollo, que es la comida típica de la Oktoberfest. (Alcohol, Sal y Grasa, lo mejor para la salud, je, je, je).
Después entré en la caseta para echarle un vistazo a ver como era por dentro. Son casetas como las que puedan haber en las ferias de España, pero pensadas para albergar a varios miles de personas, con varias zonas, algunas más separadas. En el centro suele haber una orquesta tocando para dar ambiente. Y sobre todo, mucha cerveza, y muchas camareras llevando muchas cervezas juntas de un lado para otro.
Cuando nos cansamos de estar en esta caseta, nos cambiamos a otra, también de Paulaner, con un nombre un tanto gracioso «Armbrustschutzelt», que no sé muy bien como traducir, aprovechando que teníamos unos tickets para comida y cerveza.
Allí conocimos a dos sudamericanos que estaban en una mesa reservada por una empresa pero que ya habían terminado así que nos cedieron el sitio, amablemente, y allí nos pusimos a tomarnos también otras cervecicas fresquitas.
Ahí ya fue cuando a algunos se les fue la cabeza…y se pusieron a bailar encima de los bancos, pero no pasa nada, en muchas casetas está permitido. Lo que sí que está prohibido es bailar encima de las mesas.
Y cuando ya se hizo un poco tarde, a casa a descansar, que el martes había que trabajar de todas formas…