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Mérida


La otra ciudad que visité, aprovechando la boda de Chema en don Benito fue Mérida; la que fuera capital de la provincia romana de la Lusitania, y una de las ciudades españolas con mayor número de restos romanos. Madrugué el viernes, cogí el coche y rumbo a Mérida; cerca del río y del centro hay un parking municipal, aunque sin querer lo pasé, pero conseguí aparcar cerca del centro.
Andando fui cruzando la ciudad hasta llegar al teatro y anfiteatros romanos: Allí está el centro de visitantes, la taquilla para comprar las entradas y el Museo Romano. Venden una entrada conjunta a todos los monumentos, que no tiene límite de tiempo (Se pueden visitar en el mismo día o incluso durante varios años usando la misma entrada).

El primer monumento que entré a visitar fue el Anfiteatro, que se encuentra pared con pared con el Teatro. Similar al de Itálica, aunque quizás no tan en buen estado, se puede entrar por cualquiera de las puertas principales, bajar a la arena o recorrer las gradas.
El teatro, promovido por Agripa , y tan en buen estado que anualmente organizan festivales de teatro. Abandonado con la llegada del cristianismo, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX empezaron las excavaciones para dejarlo en su esplendor actual. Junto con las gradas, orchestra y escenario, en la parte trasera se divisan todavía una serie de edificios auxiliares al teatro. El recinto exterior con sus entradas y sus sillares nos dan una idea de la magnificencia que tendría el edificio en época romana.
Justo enfrente está el Museo Nacional de Arte Romano, obra de Moneo, de ladrillo rojo, un marco impresionante para la gran colección de arqueología romana que alberga:
En el subsuelo tienen los fondos del Museo, restos de villas romanas, mosaicos, ánforas e incluso un tramo de una calzada. En la primera planta hay una gran colección de esculturas romanas, restos de frescos, mosaicos e incluso la reconstrucción de una habitación.
En las plantas superiores, completa la colección objetos menores: numismática, cerámica, y otros objetos de uso cotidiáneo , conteniendo la última sala, objetos paleocristianos, y una impresionante reproducción del disco de Teodosio.
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En unas salas de exposiciones temporales incluyen otros objetos, uno de los que más me llamó la atención fue una esfera de vidrio, un souvenir (de la época) de la ciudad de Puteoli.
Llegó la hora de comer, y justo enfrente del museo, en la calle principal hay una sucesión de bares, donde podemos elegir cualquiera sin miedo a equivocarnos.

Callejeando y andando por las calles del centro se llega hasta la zona del foro, donde se pueden ver los restos, los del pórtico del foro, y sobre todo el Templo de Diana, en cuyo interior se construyó un palacete durante el Renacimiento, lo que ha hecho que pueda llegar hasta nuestro día, más o menos bien conservada.
Cerca y en la zona del río está la Alcazaba, una fortaleza musulmana aunque construida sobre otras estructuras más antiguas. Situada junto al puente romano de la ciudad protegía uno de los principales accesos de la ciudad.
Básicamente es una gran explanada rodeada de los muros, con un algibe interesante de visitar. Se pueden subir también a los muros que lo circundan desde donde puede verse unas bonitas vistas del puente romano y del puente de Lusitania.

Desde ahí crucé toda la ciudad para llegar a ver el Acueducto de los Milagros, un acueducto que se encargaba de llevar agua, desde la Presa de Proserpina hasta la ciudad. Conservada en bastante buen en estado, sillares de granito y ladrillos se alternan en su construcción, con un diseño y una apariencia muy particular. Con arcos en tres niveles, no todos se conservan, pero pueden darnos una idea de su tamaño en tiempos romanos.

Cerca del Acueducto se encuentra la Basílica de Santa Eulalia, una antigua iglesia paleocristiana, construída cerca de la tumba de Santa Eulalia y núcleo de inicio de la comunidad cristiana en Mérida. La iglesia actual es una construcción del siglo XIII, después de la reconquista cristiana de la ciudad, con una portada románica, e interiores de carácter gótico.
Una de las cosas más interesantes de esta basílica es la cripta, que se encuentra excavada y puede ser visitada, pudiendo ver enterramientos paleocristianos, y pequeñas habitaciones destinadas al culto con frescos del siglo XVI.
¡El horario de la iglesia no es el mismo que el de la cripta, por lo que es posible que se pueda visitar la cripta, pero no la iglesia!
Tras visitar la Basílica que me dejó muy buen sabor de boca y más que impresionado, me fui buscando el circo romano, pasando cerca del Acueducto de San Lázaro. El circo romano de Mérida creo que es uno de los mejor conservado de España, pudiendo apreciarse las gradas, puertas de acceso, la Spina, y los carceres, sitios desde los cuales arrancaban los caballos para iniciar la carrera. Realmente interesante. Sin lugar a duda uno de los edificios romanos más interesantes de la península, auncle eclipsado por otras construcciones de la ciudad como el Teatro o el Anfiteatro. Con más de 400 metros de largo y 30 de ancho, se tarda un buen ratillo en rodearlo para tener una visión general del edificio.

Desde allí crucé otra vez la ciudad, cuando ya empezaba a anochecer y a acercarse la hora de cierre de todos los monumentos, aún así, me dio tiempo de entrar a visitar la Villa del Mitreo, una villa romana al estilo de la que puede visitarse en Almedinilla, donde puede verse restos de muro, mosaicos, el peristilo, patios y demás dependencias de la villa. En la parte trasera puede visitarse el columbario, unos enterramientos al aire libre, aunque ya tarde y estaban cerrando por lo que no pude visitar todo en detalle.
Una ciudad imprescindible para cualquier amante de la cultura e historia romana.