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Blog personal de José Ramón Martínez Pérez.

Almedinilla y la villa romana de Almedinilla

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Hoy he estado en Almedinilla haciendo de guiri un poco: He ido a Almedinilla, un pueblo cordobés muy cerca de Martos, para ver el museo y la villa romana de Almedinilla, también conocida como villa romana de «El Ruedo».
Así que nada: vayamos por partes (como dijo Jack el Destripador)
Lo primero que he visitado ha sido el museo de Almedinilla: Consta de tres plantas bien diferenciadas: La primera dedicada al olivo y al aceite. La segunda planta estaba dedicada al mundo íbero, tenían piezas muy intresantes, como un molino de aceite, varias falcatas, puñales, cerámica, en fin, cosas muy interesantes, casi todas ellas procedentes un pobado ibérico que hay en las cercanías, llamado «El Cerro de la Cruz».
En la segunda planta tenían piezas romanas, también muy interesante, de entre todas las piezas cabe destacar la escultura de Hypnos o el sueño, un dios al que veneraban los romanos (entre muchos otros), que era hijo de la Noche y hermano de la Muerte. Lo representaban con dos alas en la cabeza porque era capaz de viajar a través de los mares, del aire y sobre la tierra. Esta pieza viene de la Villa Romana del Ruedo, y parece ser que viene ligado a un culto a estos dioses y vinculada al uso del opio con carácter religioso: El opio tenía un carácter religioso en tanto y cuanto te trasladaba a un mundo paralelo, desconocido y misterioso (vamos que estaban colocados), y si los romanos conocían ya el opio, del que se extrae la heroína. A la excultura le falta un cuerno de plata en una de las manos y una adormidera en la otra mano, y de hecho es una de las mejores esculturas de Hypnos que se conservan en el mundo.
Otra pieza muy interesante es el Hermafrodita, que se conserva en el Museo Arqueológico de Córdoba y que tienen una copia en Almedinilla, donde salió. También tenían otras piezas muy interesantes: cabezas de esculturas, aperos de labranza y más cosas interesantes.
Después de visitar al museo nos fuimos para la villa romana: Para visitar la villa romana sólo hay dos pases: Uno a las 13:30 y otro a las 16:30, básicamente en Almedinilla hay tres cosas para visitar:
– El Museo
– El Poblado íbero
– La Villa Romana
El museo es el que tiene el horario más amplio, pero el Poblado íbero sólo se puede visitar a las 13:00 y la Villa Romana a las 13:30 y a las 16:30, esto significa que si alguien quiere visitarlo todo se tiene que quedar a comer en Almedinilla (o cerca).
Como llegamos con tiempo a la Villa Romana, pasamos al Centro de Recepción y de Visitantes, que está enfrente de la Villa Romana: En ella tienen exposiciones temporales (ahora tenían una de la Calzada Augusta y su paso por la Bética), tienen también una reproducción de un patio romano (el impluvium), restos de las decoraciones de las paredes de la Villa Romana (estucos)
Y a las 13:30 comenzamos la visita a la Villa Romana:
Lo primero que te enseñan es un horno de cerámica, al que le falta la cúpula porque era de quita y pon: Cuando tenían que hornear construían la cúpula, también te explican la necrópolis, donde se encontraron más de 500 tumbas de esclavos.
El encuentro de la villa fue casual, como casi siempre en estas ocasiones: En la construcción a finales del siglo XIX de la carretera de Osuna a Guadix, a su paso por Almedinilla encontraron un montón de restos arqueológicos, así que nada, tocó desviar la carretera y comenzar las excavaciones (ahora se hace al revés: se comienzan las excavaciones y luego se construye encima, como la Villa que salió en Martos en la circunvalación).
Después de esto se entra en lo que sería propiamente la villa: A través de una pasarela elevada se van viendo todas las dependencias de la villa: Habitaciones, dormitorios, el comedor, muy interesante, con los mosaicos originales y gran parte de las decoraciones de las paredes: estucos pintados.
El comedor era muy curioso: Tenía una especie de mesa donde los romanos comerían recostados y detrás de esta mesa había una fuente que traía agua. En el centro de la mesa habría una fuente con agua donde la gente se lavaría las manos, refrescaría la comida, etc. En fin, bastante curioso.
Lo siguiente que se ve son las calderas de la casa: Los romanos ya usaban la calefacción por suelo radiante (si ya lo digo yo, que excepto la electricidad, y cuatro cosillas más, todo lo demás ya lo habían inventado los romanos).
Se sigue visitando la villa, viendo las habitaciones y una de las cosas más interesantes: El impluvium. Los romanos organizaban sus casas en torno a un patio, en este patio había un aljibe donde vertía el agua los tejados de la casa. En la Villa del Ruedo, este impluvium se conserva muy bien, incluso se ven las canalizaciones que llevaban agua hasta él. Fuera de las zonas techadas también hay otras habitaciones, aunque ya más rústicas y dedicadas a la labor de los campos circundantes.
En fin, una visita interesantísima, cultural, y llena de piedras (romanas)

7 comentarios

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  3. gracias por la informacion
    me ha venido muy bien, me ha gustado muchO.

    juana

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  6. Espero ir mañana con mis suegros… Tus indicaciones son muy interesantes, aunque lo de la calefacción por suelo radiante espero poder verlo con mis ojos. Ya te contaré…

    Un abrazo

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