Tal día como hoy, pero del año 1997 estaba en la tienda de Ureña en Torredonjimeno recogiendo mi nueva bicicleta. Una Méndiz, con cuadro de aluminio 7005 montada en Shimano 105, con unas llantas Mavic CXP 12 (creo).
Un auténtico lujo, prueba de ello es que todavía hoy en día la uso después de 10 años y está a la perfección, aunque alguna vez que otra me he llevado alguna sorpresa y cada vez quedan menos piezas originales. Aún así, tiene ya 10330 kilómetros. Que no es mucho para una bicicleta de carretera, apenas si salen 1000 kilómetros al año, pero ha habido algunos años en los que hacía muy pocos kilómetros, como los años que estaba en Granada o el tiempo que he estado en Alemania.
Poco a poco, cada vez tiene más piezas substitutas de las originales, si no me equivoco, original queda, el cuadro, las manetas, las coronas, el desviador delantero y poco más.
Todavía me acuerdo de la primera salida que hice: el día 1 de enero de 1998 a Jamilena y Torredonjimeno, y en algunas zonas ?a 3? C!
Esperemos que dure otro montón de años.

Ayer, después de no dormir mucho y para quemar la cena del sábado, me fui con la bicicleta con Pedro, Cano. Entre que no estoy en forma, Pedro tampoco, y que había cogido la bicicleta el día anterior, decidimos hacer un camino fácil: Martos – La Carrasca – Las Casillas y vuelta por la carretera de Alcaudete.
Al final, 30,8 km en una hora y tres cuartos, aunque con algunas paradas para hacer fotografías y para inflar la rueda trasera de Pedro.
Y eso sí, con mucho frío. Al pasar por el río Salado, había un dedo de escarcha en la carretera e incluso del quitamiedos salía humo del frío.

Ayer, después de tanto tiempo sin coger la bicicleta (estoy bastante liado con el proyecto), salí con José María para dar una vuelta: En principio no teníamos ninguna ruta planificada, así que empezamos por ir para Fuensanta y desde allí cogimos la carretera del Rigíelo, y como parecía poca cosa, continuamos, terminamos de subir hasta empezar a bajar hasta el Río Víboras, en su cruce con la carretera de Fuensanta al Castillo de Locubín. Cruce que se produce a unos 7 km. de distancia del Castillo de Locubín.
Y luego vuelta, pasando de nuevo por el Rigíelo y por Fuensanta.
La verdad es que coger la bicicleta en estas fechas es todo un desafío, saliendo por las mañanas, las temperaturas son realmente bajas: en las zonas de umbría la carretera tiene un dedo de escarcha y hay que ir bien abrigado para no llevarse luego ningún susto.
Al final, salieron 48 km. en dos horas y media, que no está mal para llevar tres semanas sin coger la bicicleta, y con las comilonas de Navidad…