El fin de semana pasado me terminé de leer otra novela de Arthur C. Clarke, y posiblemente una de las más conocidas: 2001, Una Odisea Espacial.
En principio la novela se hizo a raíz de la película homónima de Kubrick, película que a su vez se basaba en el relato corto de Clarke: El Centinela.
La novela cuenta la historia que narra la película, y está clasificada en 4 bloques bien definidos:
Primero comienza contándonos la historia de una tribu de homínidos que malvive en el centro de áfrica, forrajeando, siendo acosados por depredadores y sin hacer otra cosa, sin poder pensar, ni entender que les rodea o los lazos de parentesco. Un buen día aparece un monolito que les dota de inteligencia: empiezan a manejar instrumentos. Este paso, aparentemente tan tonto, permite que el hombre comience a utilizar las manos para otras cosas, los dientes dejen de tener algunas funciones, y sigan evolucionando desarrollando su inteligencia. Así se llega al año 2001, cuando el hombre tiene pleno dominio sobre los viajes espaciales, aunque todavía dentro del Sistema Solar. Un grupo de científicos han encontrado una extraña perturbación magnética en la superficie de la Luna, y cuando mandan a personal de la Tierra especializada y consiguen desenterrar ?un monolito! emite una potente señal que se pierde a lo largo del Sistema Solar.
En la tercera parte, un grupo de astronautas es enviado a Saturno, aparentemente para una exploración rutinaria, la nave espacial va dotada de un ordenador con inteligencia artificial, llamado HAL, con el que se puede hablar como si fuera uno más de la tripulación, que de buenas a primeras parece funcional mal… instintos más propios de los humanos que de las máquinas afloran en su comportamiento, egocentrismo, egoísmo, etc. y con unos resultados bastante malos: casi toda la tripulación exterminada, sobreviviendo sólo un astronauta que recibe todo el peso de la investigación: explorar Jápeto, donde parece haber otro monolito igual que el de la Luna, pero mucho mayor, que cuando comienza a ser explorado por el astronauta superviviente, resulta ser una puerta a otros Universos, creados por una inteligencia extraterrestre que fueron los que trajeron los monolitos al Sistema Solar a modo de experimento, el de la Tierra para dotarlos de inteligencia, y el de la Luna para que desenterraran, un centinela, que les avisara de cuando su experimento «ha tenido éxito» y han sido capaces de dominar los viajes espaciales.
La última parte, el viaje por otros Universos es quizás la más confusa, pero que finalmente explica que estos seres extraterrestres han abandonado sus ligadoras con la carne y su inteligencia reside en otros sitios, como los monolitos.
Excepto la última parte, algo confusa, todo el libro es muy interesante, sobre todo por el contenido físico que hay detrás de toda la novela, que intenta ser coherente con la física clásica y las descripciones que hace de los planetas, sobre todo teniendo en cuenta que se escribió prácticamente a la par que el primer hombre pisaba la Luna.
Con esto, ya me he leído dos libros de Arthur C. Clarke, éste y «Cita con Rama» y creo que no serán los últimos, veremos a ver cuantos libros me quedan por leer de Clarke en la Biblioteca de Martos
18 noviembre, 2008
por admin
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