El miércoles 20 de agosto fue la última etapa que hicimos por Cantabria con el Tosiria. La etapa empezó en el hotel, en Revilla de Camargo e iba a terminar en Vega de Pas, iba a ser la etapa más larga de la semana, aunque merecería la pena y por misterios de la naturaleza, con más fuerza que otros días.
Salimos por la carretera y al final, no sé como, llegamos a la CA-262, al principio llano, aunque poco a poco llegamos al puerto, justo al salir de un pueblo, Selaya. Hasta los 720 metros tuvimos que subir, para luego bajar hasta la Vega de Pas.
Un pueblo muy bonito típico del norte, con casas bajas, techos de pizarra, y mucha madera utilizada en la construcción.
Fuimos a la plaza del pueblo, y allí encontramos una tienda, donde aprovechamos para comprar los dulces típicos de la zona: Sobaos y Quesada, que nuestro trabajo nos había costado, menos mal que el autobús había venido de apoyo con los acompañantes donde pudimos dejar las compras…
Luego, a deshacer el camino, a subir de nuevo el puerto, hasta los 720 metros y vuelta a Revilla de Camargo, la carretera pasaba por paisajes muy diferentes: valles, bosques, y algunos que otros pueblos, hasta que pudimos llegar al hotel. Al final salieron 85 kilómetros en 4 horas.
Al llegar al hotel, comida, y luego una siestecica, y por la tarde, viaje a Santander, para hacer un poco de turismo.
En Santander nos dejaron cerca del «paseo marítimo«, y fuimos andando hasta el palacio de la Magdalena, un palacio que le regaló la ciudad de Santander a Alfonso XIII para que pasar sus vacaciones a principios del siglo XX y que ahora es utilizada por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
Continuamos paseando, viendo la salida al mar del puerto de Santander y por supuesto, las típicas gaviotas.
Cerca había también un pequeño zoo al aire libre que había con focas (o leones marinos…).
Después nos volvimos para Santander otra vez, ya atardeciendo y pensando en la cena, que ya iba habiendo hambre… Al final decidimos ir al barrio de los pescadores a probar productos de la tierra, así que cogimos un autobús (que resultó ser circular) llegamos al barrio de los pescadores y fuios a un restaurante a cenar, productos de la tierra, como no…
Y luego al hotel, que después de haber madrugado tanto… Ya sólo nos quedaba otro día en Cantabria y era sin bicicleta…
Cantabria: Vega de Pas
9 septiembre, 2008 | 1 comentario
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