El otro día recibí la noticia definitiva de que el ordenador de sobremesa que tenía era irreparable, un vetusto Pentium-III con algunos años ya más de la cuenta. Si no recuerdo mal, la torre databa de 1999, cuando empecé la carrera de Ing. Informática. En un principio era un Pentium-III a 500 MHz, con 128 MB de RAM, 13 GB de disco duro y una tarjeta gráfica Voodoo. Recuerdo que por un problema que tuvo el ordenador, hubo que cambiarle la placa y todo lo que llevaba por dentro, así que algunos años después se actualizó a Pentium-III a 1100 MHz, con 512 MB de RAM, 60 + 40 GB de disco duro… todo un avance en la época.
Con el tiempo llegó a casa y se convirtió en el segundo ordenador, después de la llegada de los portátiles a mediados de la década de los 2000. Poco a poco fue quedándose más obsoleto, hasta que se quedó para usarlo como almacenamiento secundario, uso de un antiguo escáner y para hacer copias de seguridad de datos. Sin embargo después de tanto tiempo, algo tenía que fallar y la placa base parece que es irrecuperable; lo cual hace que el resto de componentes queden completamente obsoletos y fuera de uso.
Sin embargo me vienen a la memoria recuerdos… tiendas de informática que ya no existen, y que algunos componentes aún llevan sus pegatinas (como Rescate Informático en Granada), y tantos otras cosas. 14 años de uso. ¡Ahí es nada!
Pentium III
23 noviembre, 2013 | Sin comentarios