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Blog personal de José Ramón Martínez Pérez.

2 marzo, 2019
por admin
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Sintra

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El domingo, después de nuestro periplo por Lisboa, cambiamos un poco de aires, y antes de volvernos para la casa, decidimos hacer una última excursión a la ciudad de «Sintra«, situada cerca de la «punta de la Nariz» de la Península, ya bañada por el Atlántico. Una pequeña ciudad de veraneo de la aristocracia y burguería lisboeta; rodeado de montañas y sierras, en umbría y aprovechando las numerosas lluvias del Atlántico, un frondoso bosque rodea la ciudad, lo que la hace ideal para escaparse de Lisboa y disfrutar de alguna de sus enormes quintas.
Llegamos a Sintra y tras aparcar el coche, estábamos un poco perdidos, aunque preguntando llegamos hasta la estación de trenes, donde se coge el autobús que bordea las sierras y te lleva a varios castillo para poder parar y hacer la visita; hay varias líneas, algunos te llevan hasta la misma punta para visitar un faro, y otras rutas son más cortas; nosotros cogimos la 434 que te lleva hasta el Castillo de los Moros «Castelo dos Mouros», donde entramos y dimos una pequeña vuelta; antes de volver a la carretera, cruzarla y entrar en el Palacio de la Peña «Palacio da Pena», que para nada da pena: un antiguo convento jerónimo que tras ser destruído por el Terremoto de 1755, fue adquirido por el Rey consorte Fernando II que decidió reconstruirlo y convertirlo en un palacio para el descanso veraniego de la familia real; convirtiéndolo en una mezcla de estilos, clásicos y reinventados lo que la hace una amalgama de curiosa contemplación. Nada que envidiarle al Castillo de Neuschwanstein o al de Disney.
Tras la visita nos volvimos a la carretera para coger el autobús e irnos hasta la ciudad, donde aprovechamos para comer en la plaza del Palacio Nacional, magníficamente retratado en la película «La Novena Puerta» basado en la novela «El Club Dumas» de Arturo Pérez-Reverte que desarrolla parte de la trama en esta ciudad.
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Y ya con la barriga llena, a deshacer el camino, que era largo: 6 horas y 600 kilómetros cruzando Portugal, Extremadura, Córdoba y Jaén.
¡Qué puente más bien aprovechado»