
El otro día en una publicación de Facebook de una zapatería de Martos, encontré unas zapatillas de estar en casas definitivas para mí: Unas zapatillas de Mortadelo y Filemón; mis héroes de la infancia a través de los casi infinitos cómics que leía con avidez, del genial Francisco Ibáñez.
Una buena forma de recordar tiempos pretéritos, con menos problemas y responsabilidades; numerosos regalos de cumpleaños y de santos.