La semana pasada estuvimos en el cine viendo «Sin Identidad», una película que estrenaron el viernes 13. Dirigida por el director español Jaume Collet-Serra (La Casa de Cera, La Huérfana), y protagonizada por Liam Neeson, no deja de ser un remake de la película del año 88 de Roman Polanski «Frenético«.
Con un argumento muy parecido, a Berlín llega el Dr. Martin Harris, que tras comprobar que ha olvidado un maletín en el aeropuerto toma un taxi y sufre un accidente al cruzar sobre uno de los puentes del Spree. Al despertarse en el hospital está fuertemente conmocionado y sus recuerdos son parciales, pero sale corriendo al hotel en buscar de su mujer para su participación en el congreso de medicina.
Sorprendentemente su mujer no lo reconoce, y sin nadie que lo ayude, empieza una investigación para saber qué ha pasado o que va a pasar en la importante cumbre que se está celebrando en Berlín. Para ello cuenta con la ayuda de la taxista croata con la que se accidentó (Diane Kruger) y de un antiguo espía de la STASI, (Ernst Jí?rgen, protagonizado por el actor alemán Bruno Ganz, muy popular desde su interpretación en «El Hundimiento»).
Un thriller entretenido, aunque desde mi punto de vista un tanto gris y anodino, entretiene, y aunque la trama intenta sorprender, no deja de ser algo esperable. Me pareció más interesante «Frenético».

El otro día saqué un ratillo para ver «Frenético«, de Roman Polanski de 1988. Vi la referencia a esta película en «Días de Cine», hablando de la película recien estrenada «Sin Identidad».
Protagonizada por Harrison Ford (Dr. Richard Walker), cuenta la llegada de un doctor a Paris desde Estados Unidos para participar en un congreso. Mientras está en la ducha su mujer recibe una extraña llamada que la hace ausentarse de la habitación. Tras salir y desayunar, el Dr. Walker espera varias horas sin que su mujer aparezca; pregunta en recepción, en los bares cercanos al hotel, donde por supuesto el idioma supone una barrera, haciendo que el protagonista se encuentre aislado. Ni la policía ni la embajada parecen dispuestos a ayudarle, confundiendo el caso con un abandono más que con un secuestro, pese a que el Dr. Walker piense lo contrario.
Con la única pista de una maleta que cogieron por error en el aeropuerto y un teléfono apuntado empieza a investigar por su cuenta, entrando en un submundo de París lleno de traficantes, hasta que da con la verdadera dueña de la maleta: Michelle (interpretada por Emmanuelle Seigner) una joven que se dedica al trapicheo a menor escala, una joven sin miedo a nada que se mueve como una auténtica gata, y por la que el Dr. Walker pese a la angustia por la desaparición de su mujer empieza a tener una relación más cercana. Juntos trabajarán para solucionar el embrollo: Intentar encontrar la mercancía y liberar a la mujer del Dr. Walker.
Un interesante thriller de Polanski rodado en París, con mucha acción y muy bien narrado y contado, que te engancha y te hace meterte plenamente en la película, como siempre Polanski no defrauda.

Desmontando a Harry es una película de 1997 dirigida y protagonizada por Woody Allen.
Con mucho carácter autobiográfico Woody Allen (Harry Black) encarna el papel de un escritor neoyorquino en el que sus novelas, inspiradas en su propia vida cobran vidas por sí mismos en relatos que se entremezclan en la película. Mediante estos relatos, Harry va recorriendo su vida, desde su adolescencia hasta el momento actual: Una secuencia de mujeres descontentas, matrimonios fracasados, prostitutas, todo ello aderezado por su mentalidad judía y sus visitas al psicoanalista.
Una divertida comedia con actores muy conocidos de los años 90 como secundarios de lujo: Elisabeth Sue, Demi Moore, Robin Williams.