Ayer terminé de leer la tercera parte de la Trilogía Templaria de Nicholas Wilcox, la primera parte me gustó mucho, la segunda me dejó con mal sabor de boca, sin embargo esta tercera parte la veo casi a la altura de la primera parte.
Las piedras templarias vuelven a dar vueltas, las mismas que rescataron los templarios en el siglo XIV y las mismas que utilizaron los nazis con ayuda de los judíos (no olvidemos que es una novela).
Esta novela empieza con un mercenario inglés, Draco, que recibe el encargo de comprar las piedras al anciano sargento Kolb en Hamburgo (el mismo que sale en la segunda parte), pero lo encuentran muerto y ni rastro de las piedras. Al vover a Inglaterra se da cuenta que la mafia piensa que tiene las piedras y todo lo que le rodea se viene abajo, su novia, su jefe desaparecen. Empieza la investigación y le lleva a un aristócrata inglés que le explica lo que son las piedras templarias y para qué sirven, a raíz de entonces todo se vuelve en una persecución por retomar su vida e intentar liberarse de la carga que suponen las piedras. Le lleva a sudamérica buscando a antiguos criminales nazis allí exiliados, hasta descubrir todo el pastel, un complot de un cardenal de Roma por volver a Cristo a la vida, para hacerse con el control del Mundo.
Al margen del procesador de los Terahercios, una novela bastante buena, casi al mismo nivel que la primera parte.