El sábado fue el segundo día que pasamos en París, aunque el primero completo. El plan era ver el Museo del Louvre, así que fuimos desde el hotel, situado junto a la estación de Saint Lazare, hasta el Louvre dando un paseo. Así que después de desayunar junto a la ópera, pasamos por la Plaza Vendome, donde vimos una copia de la Columna Trajana de Roma en bronce, una calle con gran cantidad de hoteles y tiendas (todos con pinta de caros), hasta que al poco llegamos a Louvre.
Como no habíamos comprado entradas, tuvimos que hacer cola, aunque en menos de 10 minutos estábamos dentro, pese a que la cola tenía pinta de ser bastante larga.
Y una vez dentro, vienen los problemas ¿Por dónde empezar? ¿Hacia dónde tirar? El Museo es enorme, estábamos más interesados en la sección de arqueología, así que aprovechamos para empezar por la exposición temporal de Alejandro Magno, donde no permitían hacer fotografías, y luego continuamos por la colección normal: Arte egipcio, griego, romano y finalmente arte mesopotámico.
Realmente increíble la cantidad de piezas y calidad, tan sólo comparable al Museo Británico, si bien creo que el Louvre lo supera en tamaño, cantidad,e i gualándolo en calidad. Se echan en falta arqueología local, de la propia Francia, que seguramente estén en otro museo.
La sección de pintura casi no las visitamos, pero acercándonos hacia la Gioconda, tuvimos oportunidad de ver mucho de los cuadroa más conocidos del siglo XIX franceses como la Libertad guiando al Pueblo o La Balsa de la Medusa. Muy curioso el ver la Gioconda, detrás de un mar de gente, que apenas si dejan ver el propio cuadro, cundo cerca, cientos de piezas, incluso más interesante que la Gioconda, apenas si tienen espectadores.
Para aprovechar el tiempo, nos quedamos a comer en el Louvre (muy rico el postre que probé a base de castañas), y salimos pasadas las 5 de la tarde, cuando estaban a punto de cerrar el museo.
Salimos y ya empezando a anochecer, nos fuimos para el barrio de Montmartre, un barrio con bastante personalidad dentro de París, en una colina al norte de París, coronada por la Basílica del Sagrado Corazón, construída para recordar a los caídos franceses en la guerra franco-prusiana.
El barrio de Montmartre fue durante el siglo XIX el barrio bohemio de París donde vivía gran cantidad de artistas, con edificios no muy altos, muchas cuestas, y unas vistas envidiables de París. (Por ejemplo, es donde se desarrolla la película de «Midnight in Paris«.
Volvimos al hotel dando un paseo al hotel, cenando por el camino. París, una ciudad muy bonita, y aún quedaba bastante por descubrir.
22 octubre, 2011
por admin
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