El otro día terminé de leerme «El Hereje«, una de las últimas novelas del tristemente desaparecido Miguel Delibes, y publicado en 1998.
Narra la vida de Cipriano Salcedo, el primer capítulo cuenta el viaje de retorno desde Alemania del protagonista desde donde viene de entrar en contacto con círculos protestantes. De ahí salta a contar la historia de la llegada al mundo de Cipriano, hijo de Bernardo, un rico comerciante de Valladolid, que tras llevar varios años casado con Catalina Bustamante queda encinta, sin embargo la madre muere a los pocos días de dar a luz, por lo que el padre repudia al hijo, si bien le proporciona un ama de cría, Minervina, una joven soltera que ha perdido su hijo recien nacido, la única persona con la que durante el resto de su vida sentirá realmente un lazo afectivo.
Enviado por su padre a un interno para huérfanos, Cipriano muestra su inteligencia y sentimiento de aislamiento y su carencia de amor. Falto de su padre al terminar su formación, decide hacerse un gran comerciante, doctorarse en leyes, así como obtener la hidalguía; apoyado por su tío, que trabaja en la Chancillería.
Sin embargo poco a poco comienza a entrar en contacto con sacerdotes e intelectuales afectos a la reforma protestante; ideas que han ido calando poco a poco en Castilla; empezando por Erasmo de Rotterdam y las primeras ideas reformistas hasta terminar por entrar en círculos abiertamente luteranistas; punto que la Inquisición.
Una prosa ágil, con un rico vocabulario, donde hay puntos constantes en la novela de Delibes como la caza o los campos de Castilla.