Tras llegar de Évora, ya bastante tarde y anochecido y tras cenar por el camino; llegamos al Parador de Turismo de Guadalupe, a buena hora para un buen descanso. Nos levantamos el domingo temprano y contemplamos el pueblo de Guadalupe desierto. Desayunamos en la plaza del pueblo en uno de los varios bares que hay con soportales; pidiendo contemplar el espectáculo de la portada principal gótica del convento de Guadalupe; la pila bautismal De la Iglesia (que tras la Desamortizacion de Mendizabal se colocó en la puerta de la Igledia); donde se bautizaron a los primeros indios que trajo de America Cristobal Colon, y el resto de casas que forman la plaza.
El Convento de Guadalupe es un convento de origen medieval; construido tras la Reconquista a los moros de la zona, el rey Alfonso XI mando construir una Iglesia en conmemoración de la Batalla del Salado en el siglo XIV. Su localización, al norte de la provincia de Cáceres en una zona de abundantes sierras y relativamente inaccesible y alejado de las vías de comunicación principales han hecho que ni la Guerra de Independencia ni la Guerra Civil se cebaran en el convento; habiendo perdido parte de su patrimonio solo durante la Desamortización de Mendizabal, que quedó reducida a la mera parroquia del pueblo y privada de buena parte de su comunidad monástica.
Todo el pueblo gira en torno al monasterio; numerosas antiguas construcciones que pertenecieron al mismo ahora han sido enajenadas y dedicadas a otros propósitos, como el propio Parador de Turismo; que era una antigua escuela.
La Iglesia es de entrada libre, y nosotros entramos coincidiendo con la misa; las visitas al monasterio son guiadas y pueden comprarse las entradas allí mismo. Pese a que desde principios del siglo XX, el monasterio fue vuelto a poner en funcionamiento; esta vez encargándoselo a la orden franciscana, las visitas las gestiona la propia Junta de Extremadura por su Consejería de Cultura.
Tras comprar las entradas y esperar a que se juntara el grupo y la guía; accedimos al impresionante claustro mud´éjar – gótico del convento; a la que dan las principales estancias; entramos en la impresionante sacristía gótica con bóveda de media cañón, cajoneras de maderas nobles, Zurbaranes en cada vano, y presidiendo el edificio, el fanal principal de la galera turca «Sultana», que capitaneaba la marina turca que participó en la Batalla de Lepanto, y que fue capturada por los españoles. ¡Tanta historia y arte en tan poco sitio!
Desde ahí pasamos al camarín; un edificio de planta octogonal con la misma decoración que la sacristía y que almacena numerosos tesoros, procedentes de donaciones y regalos a la Virgen de Guadalupe y que el convento custodia.
El museo del convento también está en un sala adyacente al Claustro, donde pueden contemplarse numerosas pinturas, entre otras algún que otro Goya, Grecos y Zurbaranes, junto con muchas piezas de esculturas religiosas.
La penúltima sala que se visita es una pequeña sala que a modo de biblioteca almacena los libros de cantos del convento; libros de gran formato, de pergamino y con pesos de varios kilogramos; mientras que la última sala visitable es la de ropas eclesiásticas históricas.
Un convento que almacena mucha historia, y que salvo por la Desamortización de Mendizábal no ha sufrido grandes pérdidas en su patrimonio.
Tras salir de la visita al convento tuvimos oportunidad de entrar a la Iglesia del Monasterio y asistir a la misa. La Iglesia sirvió también como parroquia del municipio tras la Desamortización. La pila bautismal original de la iglesia se encuentra ahora en la rotonda frente al monasterio; en esta pila bautismal fueron bautizados los primeros indios que Colón trajo de América allá por el 1493.
Seguimos paseando por el pueblo, en Guadalupe hay dos hoteles principales: El Parador de Turismo que era el antiguo Colegio de Infantes, y la Hospedería del Convento; que eran los antiguos Hospitales del Convento: En la Edad Media y Moderno el convento no sólo era el propio convento, era una auténtica ciudad donde los monjes se encargaban de regentar todas las dependencias auxiliares del pueblo: Escuelas, hospitales, bibliotecas; un montón de servicios que los lugareños tenían suerte de poder disfrutar.
Vimos como el pueblo se llenó poco a poco de gente que hacía la excursión en el día: A la hora del desayuno el pueblo estaba desierto; al medio día completamente lleno, y por la tarde de nuevo vacío.
Nos volvimos al Parador para comer, y tras tomar un cafelillo y dar una última vuelta por el pueblo, cogimos el coche para volver a Martos: Unas 4 horas de camino, recorriendo los numerosos pantanos de Extremadura, sierras, Cerro Muriano,…