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Blog personal de José Ramón Martínez Pérez.

Excursión a Colonia

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El viernes tal y como estaba planeado salí para Colonia, después de llevarme los bártulos al trabajo, llegué a la estación de trenes con bastante antelación aproveché para merendar un poco y a las 18:56, con puntualidad alemana, salía el ICE con destino a Kíln (Colonia).
Cuatro horas y pico, después de ir durmiendo hasta Frankfurt, acordarme mucho de la estación de Frankfurt, y de tantos trenes como cogí allí cuando estuve de Erasmus en Darmstadt y pasar una hora más en el trayecto Frankfurt a Colonia.
Allí estaba ya esperándome Steffi, para no perderme, así que cogimos el tren de cercanías que nos llevaría hasta Díren, lleno a más no poder, y desde allí, en coche hasta Kelz
Kelz es un pueblo muy pequeño, y es que es bastante normal que los alemanes vivan «en el campo», en pequeños pueblos, muy cerca entre sí, y con relativamente buenas comunicaciones hasta un pueblo mayor con comercio, trenes, etc.
Al día siguiente, después de comprobar que en Alemania el verano tiene ya los días contado y hace casi más frío que en Martos en invierno, desayunamos (desayuno alemán, queso, embutido «jamón» – alemán no serrano -, mantequilla, mermelada, nutella y lo que más me llamó la atención: huevos pasados por agua), y salimos para Colonia, recogiendo a otra amiga de Steffi para ir juntos a Colonia.
Salimos de la estación de trenes y nuestro primer destino fue la catedral de Colonia, exactamente enfrente de la estación de trenes, entramos por una puerta lateral, y nos quedamos con la boca abierta al ver el interior de la catedral. Realmente impresionante, una catedral gótica (aunque terminada en el siglo XIX) de ese tamaño. Allí nos dimos una vuelta, viendo algunas de las capillas laterales, y la tumba de los tres Reyes Magos, que por eso son magos y pueden estar en una tumba y seguir repartiendo regalos. Aunque eso sí, yo ya aproveché para pedirles los regalos de este año, así que no ha podido ser más directo.
Intentamos subir a las torres, pero había demasiada cola, por lo que decidimos dejarlo para más tarde, así que nos fuimos al museo Romano-Germánico que está justo al lado de la catedral, un museo que como su nombre indica contiene los restos que se han encontrado en Colonia, centrándose en la época romana y en los germanos que ocuparon posteriormente la zona. Realmente impresionante, pero en fin, no entraré en detalles.
Después de ver el museo era ya hora de comer, así que nos fuimos dando un paseo por la calle de las compras hasta el centro donde aprovechamos para comer. Después de una pequeña sobremesa, para retomar fuerzas, continuamos el paseo por el casco antiguo de la ciudad, pasando por el Ayuntamiento, hasta llegar al Rin.
Aproveché que volvimos a pasar cerca de la catedral para subir a una de las torres y ver el paisaje. Media hora subiendo escalones (quizás sea una exageración, pero casi), por una única escalera de caracol de doble sentido, así que cuando llevaba la mitad subido y vi que había un descansillo para ver las campanas aproveché para descansar. Y después vuelta a subir por las escaleras, aunque las vistas merecen la pena realmente, aunque es una lástima, tienen una rejilla para no tirar cosas y suelen salir manchas en las fotografías.
Y después, visto casi todo lo que había que ver en Colonia (me quedó el museo del chocolate, que tiene que ser curioso), nos volvimos para Kelz. Allí cenamos y después fuimos a tomar una cervecilla con los amigos de Steffi a Díren.
Muy entretenido el día, una clase de alemán intensiva (la única que habla español es Steffi, su madre, sus amigos, no tienen ni idea de español)

3 comentarios

  1. Me alegro que lo pasaras bien por las tierras de Colonia… se ve que el fin de semana dio para mucho. Un abrazo

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  3. Hola, me gustaría, si eres tan amable, que me dijeras, de cual de las estaciones de Frankfurt sale el tren que va a Colonia (el tren que es directo, no el regional) pues veo que has hecho el viaje y lo sabes. Gracias y un saludo, Jose Luis

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