El pasado fin de semana aprovechamos para ir a Jaén al cine a ver una de los éxitos de este año, o al menos de las más populares: Bohemian Rhapsody, la película sobre la biografía de Freddie Mercury. Un pobre chico inmigrante de origen parsi en el Londres de los años 70, trabajando en el aeropuerto de Heathrow acarreando maletas de un sitio para otro, cuando en la Universidad tiene la suerte de encontrarse con un grupo de música, que busca solista y él es capaz de sorprenderles con su voz.
Allí empiezan poco a poco a hacer pequeñas actuaciones, consiguen grabar su primer disco, una gira por Estados Unidos, a la par que Freddie consolida su relación con una chica, Mary; al grabar su segundo disco, Una Noche en la Ópera, tiene fuerte discusiones con su contacto en EMI, responsable de editar el disco; junto con un muchacho que se le insinúa en la granja en la que grababan el disco, lo que hace que Freddie comience a tener dudas sobre su sexualidad.
Desde ahí viene una carrera meteórica: contratos millonarios, sondeos para que actúe por separado y deje la banda al margen; sin embargo tras unos meses en Múnich, todo su mundo se le viene abajo, y se siente vacío lejos de su banda, por lo que decide volver a Londres para intentar volver a grabar con su banda; justo cuando descubre estar contagiado del Sida y le surge la oportunidad de actuar en el «Live Aid» para recaudar fondos para África.
Una película entretenida; sobre todo por la visión que ofrece del personaje de Freddie Mercury, muy alejado de la imagen que existe de él, de sus humildes orígenes hasta su éxito, así como sus debilidades y numerosos excesos, y por supuesto de la música de Queen que suena durante toda la película.